tag:blogger.com,1999:blog-37921394900792583042024-02-08T06:16:27.700-06:00eskorpioncillaCrónicasAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.comBlogger38125tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-28609052789627406642011-09-28T19:30:00.002-05:002011-09-28T19:31:08.851-05:00Mika<object classid="clsid:D27CDB6E-AE6D-11cf-96B8-444553540000" codebase="http://download.macromedia.com/pub/shockwave/cabs/flash/swflash.cab#version=9,0,47,0" height="312" id="flashObj" width="416"><param name="movie" value="http://c.brightcove.com/services/viewer/federated_f9?isVid=1&isUI=1" />
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Every chord, every single feeling, every moment, every sound, every silence; flowing, flowing, ache, a happy ache, ecstasy.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-86811055909367751962011-07-18T10:18:00.000-05:002011-07-18T10:18:02.959-05:00who knows if the moon's... (VII) e.e. cummingswho knows if the moon's<div>a balloon,coming out of a keen city</div><div>in the sky-filled with pretty people</div><div>(and if you and i should</div><div><br />
</div><div>get into it,if they</div><div>should take me and take you into their balloon,</div><div>why then</div><div>we'd go up higher with all the pretty people</div><div><br />
</div><div>than houses and steeples and clouds:</div><div>go sailing</div><div>away and away sailing into a keen</div><div>city which nobody's ever visited,where</div><div><br />
</div><div><br />
</div><div>always</div><div> it's</div><div> Spring)and everyone's</div><div>in love and the flowers pick themselves</div><div><br />
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-87549861631517568572011-07-18T00:20:00.001-05:002011-07-18T00:23:06.013-05:00La distancia entre tu cuerpo y el míoMe encantaría que la distancia entre tú y yo fuese el calor que hay entre tu piel y la mía cuando estamos juntos; que la distancia entre tu cuerpo y el mío suprimiera las palabras hostiles.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-18922991891574074672010-11-22T06:57:00.000-06:002010-11-22T06:57:34.062-06:00It's 6.41 and I'm locked outside my house...Después de una larga noche de insomnio en la cual el sillón del autobus no se reclinaba y no pude dormir casi nada, o nada, llegué a Guadalajara 40 min antes de lo planeado, cool! podré dormir más...<br />
No era cierto, jajaja, triste realidad, había olvidado por completo que mis compañeros de casa estarían pasando un fin de semana (hasta hoy, mañana, o el miércoles, eso no lo sé) en la playa, por ende dejaron TODO cerrado con llave. Y no es que no traiga mis llaves, es que desde siempre la puerta no está fácil de abrir cuando la cierran con llave y no solo la chapa. (Otra de las tantas razones porque me cae mal inútil del rentero, no hace nada bien pff) En fin, llegué al mismo tiempo que el chavito que lava el coche de mi vecino (otra persona muy desagradable) así que cuando no pude abrir mi puerta después de varios intentos decidí pedirle ayuda, claro se rindió antes de lo que yo lo hice, entonces salió el vecino... "siempre tan dispuesto a ayudar" intentó abrirla y no pudo, trajo aceitito "afloja todo" para ver si así funcionaba, pero no. Jajajajaja muy cómico el asunto, mi vecino se empezó a estresar y me trajo la Sección Amarilla para que le hablara a un cerrajero y dejara de dar lata pero NOOO, en México los cerrajeros que ponen sus anuncios en la Sección Amarilla diciendo que trabajan 24 hrs no contestan! Claro, como si no conociera ya a mi gente, eso me lo temía.<br />
<br />
Así que aquí estoy, en mi coche disfrutando del aire mañanero y con muchas ganas de ir al baño. Gracias a Dios mi lap tiene pila y la señal de internet de mi casa llega hasta aquí.<br />
<br />
La verdad es que no me parece nada más que chistosa esta situación, claro está que me encantaría poder entrar a mi casa para ir al baño y dormir antes de tener que ir a la escuela...<br />
<br />
Quizá sea un momento indicado para hacer la revisión de mi fin de semana, quizá sea el momento indicado para trabajar, contestar correos, contestar posts de FB o buscar dptos para cambiarme... Será esta una señal para cambiarme o para no cambiarme? Después de haber consultado al I Ching al respecto, creo que todo son señales para hacer lo que quiera jajaja (nuevo en mí, qué no?)Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-67627846090993773932010-11-19T00:04:00.000-06:002010-11-19T00:04:25.580-06:00Una vida de búsquedaCreo que si tuviera que definir mi vida hasta ahorita la definiría como una búsqueda, búsqueda constante... ¿De qué? Creo que lo más acertado sería decir que una búsqueda de mi misma. Y ¿a qué he llegado? tampoco sé.<br />
Esto me llevaría a arrojar conclusiones negativas de mi vida, pero la verdad es que me encanta. Creo que seguiré en esa búsqueda.<br />
<br />
Buscar encontrar ese equilibrio que se encuentra por momentos tan efímeros y que es tan difícil de perder. Son tantas variables, y cómo ponerlas en orden? Escuela, trabajo (i should), familia, amigos, casa, deportes, actividades varias, cine, arte, estudio personal, tareas, Dios, il dolce far niente, etc. ¿Cómo encajas todo eso en 24 horas? o bueno en 7 días?Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-742273028436000422010-11-16T00:52:00.000-06:002010-11-16T00:52:00.156-06:00Meditaciones sobre el arte y el hecho de escribirA veces cuando todo parece al revés...<br />
<br />
Es la mezcla de todo lo que hay dentro, lo que le da sentido al sin sentido; por eso dadá existe y no existe.<br />
<br />
Existen mil y un maneras de expresarme, sí, el arte es maravilloso y la mente humana también, nos provee de miles de opciones para expresarnos y entendernos. Curiosamente pienso en obra puramente visual cuando quiero comunicar cualquier cosa, la música me comunica a mi, pero cuando quiero hacer algo muy privado está la escritura... Me pregunto por qué si de esta manera quizá una "mayor" cantidad de gente podrá entenderme en este momento...<br />
<br />
<br />
Pero aquí estoy hoy, después de muchos meses en los que pensaba escribir y no lo hacía... Llega este momento triste o nostálgico, quizá soñador, idealista; en fin, este momento. Y es este sentimiento el que me regresa aquí, a el teclado y la pantalla a escribir, dejar fluir el sentimiento. Así "todo pasa y todo queda".<br />
<br />
<br />
En un momento como este en el que me gustaría encontrar una cosita bonita para reirme por horas (quizá sea momento de poner una película de huevos o inglorious basterds, pero es muy tarde), lo único que encuentro es un sentimiento de incomprensión.<br />
<br />
<br />
Hace muchos, muchos meses que quiero escribir sobre lo que admiro de cada uno de mis amigos y lo que realmente me ha hecho venir a escribir, as a fact, es lo mucho que dudo de sus amistades ahora, de muchos, no de todos...Yeah maybe those are hard words, that's what i feel now, that's what I feel in several ocassions, not always. A veces soy más racional y ya todo esto no importa.<br />
<br />
La vida tiene formas extrañas de hacer presentes a los ausentes y ausentes a los presentes.<br />
<br />
Me cuesta tanto entender el mundo desde otras perspectivas a veces...<br />
<br />
No importa, aquí sigo, y critico y me quejo. Y estoy cansada, hoy estoy cansada, otra vez, de luchar, de buscar y de seguir adelante. De ver el mundo tan mierda en el que vivimos, y mierda porque los humanos lo hemos hecho así, la mierda somos nosotros. El mundo no es mierda per se. Ya me cansé de ir en contra de la corriente, me siento impotente y me siento inútil. Nada de lo que haga puede hacer que nadie cambie towards a better world.<br />
<br />
¡Carajo! <br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Odio tanto las palabras, esas palabras que dicen y que se van, que no tienen sentido; Dios, deberías callar a esas personas que solo hablan para decir cosas que no sienten, que no son verdad. Y luego preguntan porqué me encierro en mí misma, porqué ha de ser... cuántos de ellos realmente comprueban que vale la pena luchar por alguien más? 2 of a fact...<br />
<br />
<br />
Creo que escribiré la famosa lista de esas cosas que admiro de mis amigos junto con esas cosas que siento ahorita que les quiciera reclamar o yo que sé... Espero que no muchos lo lean porque no quiero herir a nadie (yet i dont know why im writing it here if i dont want it to be read). Trataré de hacerlo con las menos palabras posibles.<br />
<br />
Orden cronológico?<br />
Nah, nunca voy a acabar!<br />
<br />
<br />
<br />
Did I let them down as they did? Supongo que todos lo hemos hecho alguna vez, pero es que ah! en este momento... I feel I have nobody to trust... Nobody to talk with, but I wish to know it as a fact and not to expect anything from anybody... I know, i know, normalmente así funciono, pero son estas "fechas especiales" que digo, bueno quizá hoy, puede ser... pero no la verdad es que solo en contadas ocasiones puede ser... mejor ser como antes y no esperar nada. Mejor regreso con los que ya lo dieron todo y no tienen nada que defraudar...<br />
<br />
My true and beloved, my one and not only but first love... Beethoven. (Quizá es eso, eso bastante que tengo que aprender de ti, trabajar, sola y trabajar duro... las grandes piezas requieren de mucho trabajo, de mucho tiempo, de mucha genialidad) ¿Serías mi musa? jajajaja<br />
<br />
<br />
<br />
Aris, querido Aris, claro que no se puede confiar en la gente, verdad? John, cómo logras tener tanta fe en la gente, en la humanidad? Pero claro, era nUTOPIA!<br />
Mark, only work? no sé, no sé, si ese trabajo no era para ellos, no era para ese lugar, para ese restaurant, para ese tipo de gente... para quién? who really deserves it? Do you think that those who doesnt really want to understand it either, but have less financila resources deserve it? I know is not just about money, but how?<br />
<br />
Julio, Julio, que bien me caería un poco de tu chispa hoy, ahorita. Para reírme de mi, del mundo, al mismo tiempo que debería estar aprendiendo algo...<br />
<br />
Antoni, igual que Ludwig, solo y grande? Mucho trabajo?<br />
<br />
<br />
Añoranza de esos días lejanos, esos días de coraza...<br />
<br />
Mi cabeza confundida y llena de pensamientos paradójicos... Crear para destruir. Destruir para crear. Creer para decepcionarse, decepcionarse para creer. Ignorar para sentir, sentir para ignorar...<br />
Ser o no ser artsita, qué es lo que ha cambiado de ese día?<br />
<br />
Necesito hablar, necesito hablar con mi yo de hace unos 8 años, que era lo que pensaba... ese día, esa silla, esa llamada...¿por qué solo recuerdo la imagen? Quiero el pensamiento de regreso, quiero entender que es lo que ha cambiado. El sentimiento es el mismo, el proceso no lo es. ¿El objetivo?<br />
<br />
Suicida...<br />
<br />
Por favor, inventen la máquina del tiempo y un teletransportador.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-9174475415465938512010-05-15T18:36:00.000-05:002010-05-15T18:36:54.905-05:00Sobre las miserias en el medio estudiantil<b>Historia o actualidad? o, q tan actual es la historia?. Dejo un texto de Guy Debord por parte de la internacional situacionista</b><br />
<br />
<br />
<br />
<b>Historia o actualidad? o, q tan actual es la historia?</b><br />
<br />
NOTA EDITORIAL<br />
<br />
La edición por parte de Icaria Editorial de este opúsculo recientemente publicado en Francia (1976) pero escrito, y dado a conocer mediante canales marginales, diez años antes, responde a diversas razones, quizá la aparentemente más significativa fue la enorme difusión e influencia que dicho folleto tuvo en las Universidades francesas -y también, aunque en menor grado, en las alemanas e italianas- con resultados demoledores o, cuanto menos, comprobadamente socavadores del orden universitario tradicional. Su cualidad sorprendentemente anticipadora del Mayo Francés de 1968, es un dato revelador en tal sentido.<br />
<br />
Pero otra razón, no menos justificativa de la edición de "La miseria en el medio estudiantil" es la actualidad, contrastada en múltiples hechos de nuestros días, de gran parte de los argumentos y contradicciones que allí se exponen. Así deba, probablemente, entenderse el, en apariencia, sorprendente paralelismo entre muchos de los actuales argumentos "libertarios" y los que fueron expuestos en la década anterior.<br />
<br />
A primera vista lo que llama más poderosamente la atención en este panfleto -pues en el sentido más clásico e histórico del término así debe calificarse este texto- es su estilo "corrosivo". El autor, o autores, lejos de anclarse en algún muelle ideológico, se decide por la denuncia "a mar abierto" de la estructura cultural burguesa que rodea al estudiante. Esta es, sin duda, la vertiente más afortunada y actual del escrito pues está, por encima de razonamientos teóricos discutibles, directamente relacionado con la cotidianeidad del universitario. En este aspecto, en "La miseria en el medio estudiantil" se introduce el antagonismo básico entre el estudiante revolucionario y la Universidad burguesa que será un móvil constante del radicalismo estudiantil de la segunda mitad de los años sesenta. A través de este antagonismo la Universidad se convierte en personificación institucional de la sociedad capitalista y por tanto en bastión a denunciar y desarticular.<br />
<br />
Sin embargo la "corrosividad" del opúsculo va mucho más allá de la habitual "crítica de extrema izquierda", cuidándose, y en modo casi violento, de ejercer una sistemática "crítica de la crítica". Así, en forma sucesiva, son denunciadas las "mercancías culturales progresistas", las vanguardias artísticas, las modas neoreligiosas, la "contracultura". la leyenda de la "juventud rebelde"... etc., contextos que no alivian, sino que, al contrario, contribuyen a fetichizar aún más al estudiante, aumentando su "miseria".<br />
<br />
En el estudio de la génesis de los movimientos estudiantiles es particularmente útil el capítulo dedicado a las "rebeliones marginales" anteriores a 1966. Bloussons noirs, provos, beatniks, new left americana, zengakuren japoneses, etc. enlazan directamente con la revuelta estudiantil. Pero en este punto la admiración más explícita de los autor(es) está dedicada al movimiento de Berkeley, considerado, con razón, como progenitor del radicalismo estudiantil. De la movilización californiana deducen, además, incluso a un nivel de tesis central, la necesidad de dar a la Revolución una orientación decididamente epicúrea, capaz de contrarrestar los estrechos corsés imperantes en la vida cotidiana de las sociedades modernas.<br />
<br />
Quizá la última parte, que intenta exponer una teoría general situacionista sobre los Consejos Obreros, es de discutible unidad con el resto del folleto. Sus argumentos, demasiado breves y esquemáticos, probablemente pecan de querer introducir en pocas páginas, la totalidad de un pensamiento emancipatorio.<br />
<br />
No nos parece necesario aclarar -porque es obvio y porque es norma de Icaria Editorial- nuestra desvinculación de las afirmaciones contenidas en el texto. Por el contrario, a través de su publicación si nos sentimos vinculados al debate que pueda promover.<br />
<br />
<br />
<br />
Icaria Editorial<br />
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<br />
Hacer la vergüenza aún más vergonzosa, publicándola<br />
<br />
Podemos afirmar sin gran riesgo de equivocarnos, que tras el policía y el sacerdote, el estudiante es en Francia el ser más universalmente despreciado. Si las razones por las que se le desprecia son a menudo falsas y revelan la ideología dominante, las razones por las que efectivamente es despreciable y despreciado desde el punto de vista de la critica revolucionaria, son rechazadas e inconfesadas. Sin embargo, los poseedores de la falsa contestación saben reconocerlas y reconocerse. Transforman este verdadero desprecio en una admiración complaciente. De este modo, la impotente intelligentzia de la izquierda (desde Les Temps Modernes a L'Exprés) se queda pasmada ante la pretendida "ascensión de los estudiantes", y las organizaciones burocráticas declinantes en la práctica (desde el Partido Comunista a la UNEF) se disputan celosamente su apoyo "moral y material". Mostraremos las razones de este interés por los estudiantes y cómo las ya nombradas organizaciones participan positivamente de la realidad dominante del capitalismo superdesarrollado, y utilizaremos este folleto para denunciarlas una a una: la desalienación no sigue otro camino que el de la alienación.<br />
<br />
Todos los análisis y estudios realizados sobre el medio estudiantil, hasta el momento, han olvidado lo esencial. Nunca sobrepasan el punto de vista de las especializaciones universitarias (psicología, sociología, economía), y por consiguiente son fundamentalmente erróneos. Todos ellos cometen lo que Fourier llamaba ya una ligereza metódica "puesto que regularmente afecta a las cuestiones primordiales", ignorando el punto de vista total de la sociedad moderna. El fetichismo de los hechos enmascara la categoría esencial, y los detalles hacen olvidar la totalidad. Se dice todo sobre esta sociedad, salvo lo que es en realidad: comerciante y aparatosa. Los sociólogos Bourderon y Passedieu, en su investigación Los Herederos: los estudiantes y la cultura, permanecen desarmados ante algunas verdades parciales que han acabado por apoyar. Y, a pesar de toda su buena voluntad, caen de nuevo en la moral de los profesores, la inevitable ética kantiana de una democratización real por una racionalización real del sistema de enseñanza, es decir de la enseñanza del sistema. Mientras que sus discípulos, los Kravetz [1], se creen millares, compensan su amargura pequeño-burócrata por el confusionismo de una fraseología revolucionaria desacostumbrada.<br />
<br />
La puesta en escena [2] de la reificación bajo el capitalismo moderno impone a cada uno un papel en la pasividad generalizada. El estudiante no escapa a esta ley. Se trata de un papel provisional que lo prepara para el papel definitivo que asumirá, como elemento positivo y conservador, en el funcionamiento del sistema mercantil. No es más que una iniciación.<br />
<br />
Esta iniciación encuentra de nuevo, mágicamente, todas las características de la iniciación mítica. Permanece totalmente separada de la realidad histórica, individual y social. El estudiante es un ser dividido entre un estatuto presente y un estatuto futuro netamente separados, y cuyo límite va a ser mecánicamente traspasado. Su conciencia esquizofrénica le permite aislarse en una "sociedad de iniciación", ignora su futuro y se maravilla de la unidad mística que le ofrece un presente al abrigo de la historia. El motivo de cambio de la verdad oficial, es decir, económica, es muy fácil de desenmascarar: resulta duro mirar de frente la realidad estudiantil. En una "sociedad de abundancia", el status actual del estudiante es la pobreza extrema. Originarios en un 80 % de capas cuya renta es superior a la de un obrero, el 90 % de ellos disponen de una renta inferior a la del más simple asalariado. La miseria del estudiante está más allá de la miseria de la sociedad del espectáculo, de la nueva miseria del nuevo proletariado. En un tiempo en que una parte creciente de la juventud se libera cada vez más de prejuicios morales y de la autoridad familiar para entrar lo antes posible en las relaciones de explotación abierta, el estudiante se mantiene a todos los niveles en una "'minoría prolongada", irresponsable y dócil. Si bien su tardía crisis juvenil lo enfrenta un poco a su familia, acepta sin dificultades ser tratado como un niño en las diversas instituciones que rigen su vida cotidiana [3].<br />
<br />
La colonización de los diversos sectores de la práctica social no hace más que encontrar en el mundo estudiantil su expresión más injusta. La proyección sobre los estudiantes de toda la mala conciencia social, enmascara la miseria y la servidumbre de todos.<br />
<br />
Pero las razones en que se basa nuestro desprecio por el estudiante son de otro tipo. Estas no conciernen solamente a su miseria real sino a su complacencia hacia todas las miserias, su propensión enfermiza a consumir devotamente la alienación, con la esperanza, ante la falta de interés general, de satisfacer su carencia particular. Las exigencias del capitalismo moderno hacen que la mayor parte de los estudiantes sean simplemente cuadros inferiores (es decir, el equivalente de lo que en el siglo XIX era la función del obrero calificados) [4]. Ante el carácter miserable, fácil de presentir, de este futuro más o menos próximo que lo "resarcirá" de la vergonzosa miseria del presente, el estudiante prefiere volverse hacia su presente y decorarlo con encantos ilusorios. La misma compensación es demasiado lamentable como para que atraiga; los días que sigan no serán alegres y, fatalmente, se sumergirán en la mediocridad. Por ello se refugia en un presente vivido irrealmente.<br />
<br />
Esclavo estoico, el estudiante se cree tanto más libre cuanto más lo ligan las cadenas de la autoridad. Al igual que su nueva familia, la Universidad, se tiene por el ser social más "autónomo" mientras que representa, directa y conjuntamente los dos sistemas más poderosos de la autoridad social: la familia y el Estado. Él es su hijo sometido y agradecido. Siguiendo la misma lógica del hijo sumiso, participa de todos los valores y mitificaciones del sistema, y los concreta en sí mismo. Lo que eran ilusiones impuestas a los empleados, se convierte en ideología interiorizada y conducida por la masa de futuros pequeños cuadros.<br />
<br />
Si la antigua miseria social ha producido los mayores sistemas de compensación de la historia (las religiones), la miseria marginal estudiantil no ha encontrado consuelo más que en las imágenes más desfiguradas de la sociedad dominante, la repetición burlesca de todos sus productos alienados.<br />
<br />
El estudiante francés, en su calidad de ser ideológico, llega demasiado tarde a todo. Todos los valores e ilusiones que constituyen el orgullo de su mundo cerrado, están ya condenados en tanto que ilusiones insostenibles, desde hace mucho tiempo ridiculizadas por la historia.<br />
<br />
Recogiendo unas migajas de prestigio de la Universidad, el estudiante todavía está contento de ser estudiante. Demasiado tarde. La enseñanza mecánica y especializada que recibe está tan profundamente degradada (en relación al antiguo nivel de la cultura burguesa) [5] como su propio nivel intelectual en el momento en que accede a ella, con la particularidad de que la realidad que domina todo esto, el sistema económico, reclama una fabricación masiva de estudiantes incultos e incapaces de pensar. El estudiante ignora que la Universidad se haya convertido en una organización -institucional- de la ignorancia, que la "alta cultura" se disuelva al ritmo de la producción en serie de los profesores, que todos los profesores sean cretinos, los cuales en su mayoría provocarían el escándalo de los alumnos de cualquier colegio; él continúa escuchando respetuosamente a sus maestros, con la voluntad consciente de perder todo espíritu crítico a fin de comulgar mejor de la ilusión mística de haberse convertido en un "estudiante", alguien que se ocupa seriamente de adquirir un saber serio, con la esperanza de que eso le confiará las verdades últimas. Es una menopausia del espíritu. Todo lo que sucede hoy en los anfiteatros de las escuelas y facultades será condenado en la futura sociedad revolucionaria como alboroto, socialmente nocivo. En la actualidad, el estudiante hace reír.<br />
<br />
El estudiante no se da cuenta de que la historia altera su irrisorio mundo "cerrado". La famosa "crisis de la Universidad" parte de una crisis más general del capitalismo moderno; sigue siendo el objeto de un diálogo de sordos entre diferentes especialistas. Dicha crisis traduce simplemente las dificultades de un ajuste tardío de este sector especial de la producción a una transformación de conjunto del aparato productivo. Los residuos de la vieja ideología de la Universidad liberal burguesa pierden importancia en el momento en que desaparece su base social. La Universidad ha podido disfrutar de un poder autónomo en la época del capitalismo librecambista y de su Estado liberal, que le dejaba una cierta. libertad marginal. De hecho, dependía estrechamente de las necesidades de este tipo de sociedad: dar a la minoría privilegiada que estudiaba la cultura general adecuada, antes de que alcanzara las filas de la clase dirigente de la que apenas habla salido. De ahí el ridículo de los profesores nostálgicos [6], amargados por haber perdido su antigua función de perros guardianes de los futuros amos por esa otra, mucho menos noble, de perros de pastor, siguiendo las necesidades planificadas del sistema económico, guiando las hornadas de "cuellos blancos" hacia sus fábricas y oficinas respectivas. Son ellos quienes oponen sus arcaísmos a la tecnocratización de la Universidad y continúan suministrando imperturbablemente las sobras de una cultura llamada general a futuros especialistas que no sabrán que hacer con ella.<br />
<br />
Más serios, y por consiguiente más peligrosos, son los modernistas de la izquierda y los de la UNEF, dirigidos por los "ultras" de la FGEL, que reivindican una "reforma de estructuras en la Universidad", una "reinserción de la Universidad en la vida social y económica", es decir, su adaptación a las necesidades del capitalismo moderno. Las diversas facultades y escuelas, todavía adornadas de ilusiones anacrónicas, son transformadas de dispensadores de la "cultura general" a la medida de las clases dirigentes en fábricas de enseñanza rápida de cuadros inferiores y de cuadros medios. Lejos de oponerse a este proceso histórico que subordina directamente uno de los últimos sectores relativamente autónomos de la vida social a las exigencias del sistema mercantil, nuestros progresistas protestan contra los retrasos y desfallecimientos que sufre su realización. Son los defensores de la futura Universidad cibernetizada que ya se anuncia aquí y allí [7]. El sistema mercantil y sus modernos servidores, he aquí al enemigo.<br />
<br />
Pero es normal que todo debate pase por encima de la cabeza del estudiante, en el cielo de sus maestros, y se le escape totalmente: se le escapa el conjunto de su vida, y, a fortiori de la vida.<br />
<br />
Debido a su situación económica de extrema pobreza, el estudiante está condenado a un cierto modo de supervivencia muy poco envidiable. Pero, siempre contento con su papel, convierte su trivial miseria en "estilo de vida" original: el miserabilismo y la bohemia. Ahora bien, la "bohemia", lejos ya de ser una solución original, nunca es vivida auténticamente sin haber roto de forma completa e irreversible con el medio universitario. Sus partidarios entre los estudiantes (y todos se jactan de serlo un poco) no hacen más que aferrarse a una versión artificial y degradada de lo que, en el mejor de los casos, no es más que una mediocre solución individual. Merecen hasta el desprecio de las ancianas del campo. Estos "originales", treinta años después de W. Reich [8] ese excelente educador de la juventud, continúan teniendo los comportamientos erótico-amorosos más tradicionales, reproduciendo las relaciones generales de la sociedad de clases en sus relaciones intersexuales. La aptitud del estudiante para hacer un militante de cada uno, se ve frustrada por su impotencia para ello. En el margen de libertad individual permitido por el espectáculo totalitario, y a pesar de su utilización más o menos libre del tiempo, el estudiante ignora todavía la aventura y prefiere un espacio-tiempo cotidiano restringido, adaptado a él por las barreras del propio espectáculo.<br />
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Sin estar obligado, separa de sí mismo trabajo y ocio, proclamando un hipócrita desprecio por los "empollones" y los "animales de competición". Aprueba todas las separaciones y, a continuación va a gemir en los diversos "círculos" religiosos, deportivos, políticos o sindicales, sobre la incomunicación. Es tan estúpido y desgraciado que incluso llega a confiarse espontáneamente y en masa al control parapolicial de psiquiatras y psicólogos, colocados donde están por la vanguardia de la opresión moderna, y por consiguiente felicitados por sus "representantes" que, naturalmente, ven en esos "Bureaux d'Aide Psychologique Universitaire" (BAPU) (Centros de ayuda psicológica universitaria), una conquista indispensable y merecida [9].<br />
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Pero la miseria real de la vida cotidiana estudiantil, encuentra su compensación inmediata, fantástica, en su principal opio: la mercancía cultural. En el espectáculo cultural, el estudiante encuentra de forma natural su lugar de discípulo respetuoso. Cercano a su lugar de producción sin nunca tener acceso a él -el Santuario le está prohibido- el estudiante descubre la "cultura moderna" como espectador-admirador. En una época en que el arte está muerto, el estudiante continúa asistiendo con fiel asiduidad a los teatros y cine-clubs, y sigue siendo el más ávido consumidor de su cadáver congelado y distribuido bajo celofán en los supermercados, por los guardianes de la abundancia. Participa sin reserva, sin segundas intenciones y sin alejamiento. Es su elemento natural. Si las "casas de cultura" no existieran, el estudiante las habría inventado. Este verifica perfectamente los análisis más banales de la sociología americana del marketing: consumo ostentatorio, establecimiento de una diferenciación publicitaria entre productos idénticos en la nulidad (Pérec o Robbe-Grillet; Godard o Lelouch).<br />
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Desde que los "dioses" que producen u organizan su espectáculo cultural se encarnan en escena, él es su principal público, su fiel soñador. De este modo, asiste en masa a sus demostraciones más obscenas; qué otro que no sea él llenaría las salas cuando, por ejemplo, los curas de las diferentes iglesias exponen públicamente sus diálogos sin límites (semanas del pensamiento llamado marxista, reuniones de intelectuales católicos) o cuando las ruinas de la literatura vienen a constatar su impotencia.<br />
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Incapaz de pasiones reales, disfruta con polémicas desapasionadas entre las "vedettes" de la Inteligencia, sobre falsos problemas cuya función es enmascarar los verdaderos: Althusser - Garaudy Sartre - Barthes - Picard - Lefebvre - Lévi-Strauss - Halliday - Chatelet - Antoine. Humanismo - Existencialismo - Estructuralismo - Cientifismo - Nuevo Criticismo - Dialéctico-naturalismo - Cibernetismo - Planetismo - Meta-filosofismo.<br />
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En su aplicación, ese estúpido se cree vanguardia porque ha visto el último Godard, comprado el último libro argumentista [10]" o participado en el último "happening" de Lapassade. Ese ignorante toma por novedades "revolucionarias", garantizadas por "label"*, los más pálidos "ersatz" de antiguas investigaciones, efectivamente importantes en su tiempo, edulcorados con la idea de negocio. La cuestión es preservar siempre su standing cultural. El estudiante está orgulloso de comprar, como todo el mundo, las reediciones en libros de bolsillo de una serie de textos importantes y difíciles que la "cultura de masas" difunde a un ritmo acelerado [11]. Solamente que no sabe leer. Se contenta con consumirlos con la mirada.<br />
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* label: marca que ponen ciertos sindicatos en los trabajos de sus afiliados.<br />
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Su lectura preferida sigue siendo la prensa especializada que orquesta el consumo delirante de los "gadgets" culturales; acepta dócilmente sus ukases* publicitarios y hace la referencia-standard de sus gustos. L'Express y L'Observateur hacen todavía sus delicias, o bien cree que Le Monde, cuyo estilo es ya demasiado difícil para él, es verdaderamente un diario "objetivo" que refleja la actualidad. Para profundizar sus conocimientos generales, se empapa de Planète, la revista mágica que quita las arrugas y puntos negros de las viejas ideas. Con tales guías, cree participar en el mundo moderno e iniciarse en política.<br />
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* ucase o ukase: orden gubernativa injusta y tiránica que tiene su origen en el zarismo.<br />
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El estudiante, más que en ningún otro estamento, está contento de estar politizado. Sin embargo, ignora que participa a través del mismo espectáculo. De este modo se apropia de los miserables y ridículos restos de una izquierda que fue aniquilada hace más de cuarenta años, por el reformismo "socialista" y por la contra-revolución stalinista. Todo esto todavía lo ignora, mientras que el Poder lo sabe claramente y la clase obrera de un modo confuso. Participa, con una débil arrogancia, en las manifestaciones más irrisorias que no lo atraen más que a él. La falsa conciencia política se encuentra en él en estado puro, y el estudiante constituye la base ideal para las manipulaciones de burócratas fantasmas de organizaciones moribundas (desde el Partido llamado Comunista a la UNEF). Estas programan totalitariamente sus opciones políticas; toda marginación o intento de "independencia" vuelve dócilmente, tras una parodia de resistencia, al orden que ni un solo instante ha sido puesto en cuestión [12]. Cuando cree ir más allá -como esos que, por una verdadera enfermedad de inversión publicitaria se nombran JCR, cuando no son ni jóvenes, ni comunistas, ni revolucionarios-, es para adherirse a palabras de orden pontifical: Paz en Vietnam.<br />
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El estudiante está orgulloso de oponerse a los arcaísmos" de un de Gaulle, pero no comprende que lo hace en nombre de errores del pasado, de crímenes ya fríos (como el stalinismo en la época de Togliatti, Garaudy, Kruchtchev, Mao) y que de este modo su juventud es todavía más arcaica que el poder, que dispone efectivamente de todo lo necesario para administrar una sociedad moderna.<br />
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Pero el estudiante no es un arcaísmo cercano. Se cree obligado a tener ideas generales sobre todo, concepciones coherentes del mundo que den un sentido a su necesidad de agitación y promiscuidad asexuada. Burlado por las últimas febrilidades de las iglesias, se arroja sobre la antigüedad de las antiguallas para adorar la hedionda carroña de Dios y acercarse a los restos descompuestos de religiones prehistóricas que cree dignas de él y de su tiempo. Apenas se osa señalarlo pero, el medio estudiantil, junto con el de las ancianas de provincias, es el sector donde se mantiene la mayor dosis de religión profesada, y sigue siendo todavía la mejor "tierra de misión" (mientras que, en todos los otros sectores se ha eliminado o expulsado a los curas), donde los sacerdotes-estudiantes continúan sodomizando, sin esconderse, a millares de estudiantes con sus diarreas espirituales.<br />
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Ciertamente, entre los estudiantes, hay algunos con un nivel intelectual suficiente. Estos dominan sin esfuerzo los miserables controles de capacidad previstos por los mediocres, y los dominan perfectamente porque han comprendido el sistema, porque lo desprecian y se saben sus enemigos. Toman del sistema de estudios lo que tiene de mejor: las becas. Aprovechando los fallos del control, cuya propia lógica obliga actualmente y aquí, a resguardar un sector puramente intelectual, la "investigación", van a llevar tranquilamente la confusión al más alto nivel. Su desprecio manifiesto respecto al sistema va parejo con la lucidez que les permite ser más fuertes que los sirvientes del sistema y, principalmente, en el terreno intelectual. Estos de quienes hablamos, figuran ya entre los teóricos del movimiento revolucionario que se aproxima. No esconden a nadie que lo que toman tan fácilmente del "sistema de estudios" es utilizado para su destrucción. Esto es así ya que, el estudiante no puede rebelarse contra nada sin rebelarse contra sus estudios, y la necesidad de esta rebelión se hace sentir menos naturalmente que en el obrero, que se rebela espontáneamente contra su condición. Pero el estudiante es un producto de la sociedad moderna, al mismo nivel que Godard o la Coca-Cola. Su extrema alienación no puede ser negada más que por la negación de toda la sociedad. Esta crítica no puede hacerse, de ningún modo, sobre el terreno estudiantil: el estudiante, como tal, se atribuye un pseudo-valor que le prohíbe tomar conciencia de su desposesión real y, de esta forma, permanece lleno de falsa conciencia. Pero, en todas partes donde la sociedad moderna empieza a ser contestada, se dan rebeliones de la juventud que corresponden a una crítica total del comportamiento estudiantil.<br />
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No es suficiente con que el pensamiento busque su realización; es preciso que la realidad busque el pensamiento<br />
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Tras un largo periodo de sueño letárgico y de contra-revolución permanente, desde hace algunos años, se esboza un nuevo periodo de contestación del que la juventud parece ser la representante. Pero la sociedad del espectáculo, en la representación que se hace de sí misma y de sus enemigos, impone sus categorías ideológicas para la comprensión del mundo y de la historia. Domina todo lo que sucede en el orden natural de las cosas y encierra las verdaderas novedades que anuncian su superación en el marco estrecho de su ilusoria novedad. La rebelión de la juventud contra el modo de vida que se le impone, en realidad no es más que el signo precursor de una subversión más amplia que englobará al conjunto de los que experimentan, cada vez más, la imposibilidad de vivir el preludio de la próxima etapa revolucionaria. La ideología dominante y sus órganos cotidianos según mecanismos experimentados de inversión de la realidad, no pueden más que reducir este movimiento histórico real a una pseudo-categoría socio-natural: la Idea de la Juventud (que estaría en la esencia del rebelarse). De este modo, se somete una nueva juventud de la rebelión a la eterna rebelión de la juventud, renaciendo en cada generación para esfumarse cuando "el joven es ganado por la seriedad de la producción y por la actividad, de cara a fines concretos y verdaderos". La "rebelión de los jóvenes" ha sido y es todavía objeto de una verdadera inflación periodística que crea el espectáculo de una "rebelión" posible que se da a contemplar para impedir que se la viva, la esfera aberrante -ya integrada- necesaria al funcionamiento del sistema social; esta rebelión contra la sociedad, paradójicamente la tranquiliza porque está considerada como parcial, en el apartheid de los "problemas" de la juventud -como hay problemas de la mujer o un problema negro- y no dura más que durante una parte de la vida. En realidad, si es que hay un problema de la "juventud" en la sociedad moderna es que la crisis profunda de esta sociedad es sentida con más acuidad por la juventud [13]. Producto por excelencia de la sociedad moderna, ella misma es moderna, sea para integrarse sin reservas, sea para rechazarla radicalmente. Lo que debe sorprender, no es tanto que la juventud sea rebelde sino que los "adultos" sean tan resignados. Esto no tiene una explicación mitológico sino histórica: la generación precedente ha conocido todas las derrotas y consumido todas las mentiras del periodo de disgregación vergonzosa del movimiento revolucionario.<br />
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Considerada en sí misma, la "Juventud' es ya un mito publicitario profundamente ligado al modo de producción capitalista, como expresión de su dinamismo. Esta ilusoria primacía de la juventud ha sido posible con la puesta en marcha de la economía, tras la Segunda Guerra Mundial, a consecuencia de la entrada en masa en el mercado de toda una categoría de consumidores más maleables, un rol que asegura una patente de integración a la sociedad del espectáculo. Pero la explicación dominante del mundo se encuentra de nuevo en contradicción con la realidad socio-económica (con retraso respecto a ella) y es justamente la juventud la primera en asegurar una irresistible pasión de vivir y de sublevarse espontáneamente contra el tedio cotidiano y el tiempo muerto que el viejo mundo continúa segregando a través de sus diferentes modernizaciones. La parte rebelada de la juventud expresa su rechazo sin una perspectiva de superación, es decir, su rechazo nihilista. Esta perspectiva se busca y se establece por todas partes del mundo. Le es preciso alcanzar la coherencia de la crítica teórica y la organización práctica de esta coherencia.<br />
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Al nivel más sumario, los "Blousons noirs" en todos los países expresan con la máxima violencia aparente el rechazo a integrarse. Pero el carácter abstracto de su rechazo no les deja ninguna posibilidad de escapar a las contradicciones de un sistema del que son el producto negativo espontáneo. Los "Blousons noirs" son producidos por todos los aspectos del orden actual: el urbanismo de las grandes colectividades, la descomposición de valores, la extensión del ocio cada vez más tedioso, el control humanístico-policial cada vez más extendido a toda la vida cotidiana, la supervivencia económica de la célula familiar privada de todo significado. Desprecian el trabajo pero aceptan las mercancías. Quisieran tener todo lo que la publicidad les muestra al instante y sin que deban pagarlo. Esta contradicción fundamental domina toda su existencia y es el marco que aprisiona su tentativa de afirmación para la búsqueda de una verdadera libertad en el empleo del tiempo, la afirmación individual y la constitución de una especie de comunidad. (Tales micro-comunidades recomponen, al margen de la sociedad desarrollada, un primitivismo donde la miseria crea de nuevo, de forma ineluctable, la jerarquía en la banda. Esta jerarquía, que no puede afirmarse más que en la lucha contra otras bandas, aísla a cada banda y, en cada banda al individuo) Para salir de esta contradicción el "Blouson noir" finalmente deberá trabajar para comprar mercancías -todo un sector de la producción está creado especialmente para su recuperación en tanto que consumidor (motos, guitarras eléctricas, ropas, discos, etc.)- o bien debe atacar las leyes del comercio, sea de forma primaria, robando los productos, sea de forma consciente elevándose a la crítica revolucionaria del mundo de las mercancías. El consumo suaviza las costumbres de esos jóvenes rebeldes, y su rebelión cae en el peor de los conformismos. El mundo de los "Blousons noirs" no tiene más salida que la toma de conciencia revolucionaria o la obediencia ciega en las fábricas.<br />
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Los Provos constituyen la primera forma de superación de la experiencia de los "Blousons noirs", la organización de su primera expresión política. Han nacido a la sombra de un encuentro entre algunos fracasados del arte alterado en busca del éxito y una masa de jóvenes rebeldes en busca de afirmación. Su organización ha permitido a unos y otros avanzar y acceder a un nuevo tipo de contestación. Los "artistas" han aportado algunas tendencias hacia el juego, todavía muy mitificadas y llenas de confusión ideológica; los jóvenes rebeldes no tenían más que la violencia de su rebelión. Desde la formación de su organización las dos tendencias han sido distintas; la masa sin teoría se ha encontrado de golpe bajo la tutela de una reducida capa de dirigentes sospechosos, que intentan mantener su "poder" mediante la difusión de una ideología provista. Mientras que la violencia de los "Blousons noirs" pasa por alto el plan de ideas en una tentativa de superación del arte, el reformismo neo-artístico es quien lo impulsa. Los Provos son la expresión del último reformismo producido por el capitalismo moderno: el de la vida cotidiana. Mientras que es precisa nada menos que una revolución permanente para cambiar la vida, la jerarquía Provo cree -así como Bernstein creía transformar el capitalismo en socialismo por medio de reformas- que es suficiente con aportar algunas mejoras para modificar la vida cotidiana. Los Provos, optando por lo fragmentario acaban por aceptar la totalidad. Para proporcionarse una base, sus dirigentes han inventado la ridícula ideología del Provotariado (ensalada artistico-política inocentemente compuesta por los restos enmohecidos de una fiesta que ellos no han conocido), destinada, según ellos, a oponerse a la pretendida pasividad y aburguesamiento del Proletariado, tarta a la crema de todos los cretinos del siglo. Al igual que desesperan de transformar la totalidad, desesperan de las únicas fuerzas que traen la esperanza de una posible superación. El Proletariado es el motor de la sociedad capitalista, y, por consiguiente, su peligro mortal: todo está hecho para reprimirlo (partidos, sindicatos burocráticos, policía más a menudo que contra los Provos, colonización de toda su vida), puesto que es la única fuerza realmente amenazadora. Los Provos no han comprendido nada de esto, de este modo siguen siendo incapaces de criticar al sistema de producción y, en consecuencia, prisioneros de todo el sistema. Y cuando en un alboroto obrero anti-sindical, su base se ha unido a la violencia directa, los dirigentes han quedado completamente desbordados por el movimiento y, en su enloquecimiento, no han encontrado nada mejor que hacer que denunciar los "excesos" y llamando al pacifismo renunciar lamentablemente a su programa: provocar a las autoridades para demostrar el carácter represivo (y gritando que eran provocados por la policía). Y, para colmo, han hecho un llamamiento por la radio a los jóvenes alborotadores a que se dejen educar por los Provos, es decir, por los dirigentes que han demostrado de sobras que su vago "anarquismo" no es más que otra mentira. La base rebelde de los Provos no puede acceder a la crítica revolucionaria más que empezando a sublevarse contra sus jefes, lo que quiere decir adherirse a las fuerzas revolucionarias objetivas del Proletariado y desembarazarse de un Constant, el artista oficial de la Holanda Real, o de un De Vries, fracasado parlamentario y admirador de la policía inglesa. Solamente así los Provos pueden alcanzar la contestación moderna auténtica que tiene ya una base real entre ellos. Si quieren transformar el mundo no tienen que hacer lo mismo que los que quieren contentarse pintándolo de blanco.<br />
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Rebelándose contra sus estudios, los estudiantes americanos han puesto en cuestión, inmediatamente, una sociedad que tiene necesidad de tales estudios. Del mismo modo que su rebelión (en Berkeley y otros sitios) contra la jerarquía universitaria se ha afirmado como rebelión contra todo el sistema social basado en la jerarquía y la dictadura de la economía y el Estado. Rechazando integrarse a las empresas, a las que de forma natural los destinan sus estudios especializados, ponen en cuestión profundamente un sistema de producción donde todas las actividades y sus productos escapan totalmente a sus autores. De este modo, a través de intentos y una confusión todavía muy importante, la juventud americana inconformista busca en la "sociedad de la abundancia", una alternativa revolucionaria coherente. Permanece ampliamente ligada a dos aspectos relativamente accidentales de la crisis americana: los Negros y Vietnam; y las pequeñas organizaciones que constituyen la "Nueva Izquierda" se resienten gravemente de ello. Si, en su forma, se hace sentir una auténtica exigencia de democracia, la debilidad de su contenido subversivo los hace caer en contradicciones peligrosas. La hostilidad a la política tradicional de las viejas organizaciones es fácilmente recuperable por la ignorancia del mundo político, que se traduce en una gran falta de informaciones y de ilusiones sobre lo que sucede efectivamente en el mundo. La hostilidad abstracta por su sociedad los conduce a la admiración o al apoyo de sus enemigos más aparentes: las burocracias llamadas socialistas, China o Cuba. De este modo, en un grupo como "Resurgence Youth Movement" se encuentra al mismo tiempo una condena a muerte del Estado y un elogio de la "Revolución Cultural" realizada por la burocracia más gigantesca de los tiempos modernos: la China de Mao. Igualmente su organización semi-libertaria y no directiva, se arriesga -en todo momento y debido a la manifiesta falta de contenido- a caer en la ideología de la "dinámica de grupos" o en el mundo cerrado de la Secta. El consumo masivo de droga es la expresión de una miseria real y la protesta contra esta miseria real: es la engañosa búsqueda de libertad en un mundo sin libertad, la crítica religiosa de un mundo que ha dejado atrás la religión. No es por casualidad que esta última se encuentre sobre todo en los medios "beatniks" (esa derecha de los jóvenes inconformistas), centros del rechazo ideológico y de la aceptación de las supersticiones más fantásticas (Zen, espiritismo, misticismo de la "New Church" y otras putrefacciones como el Gandhismo o el Humanismo ... ). A través de su búsqueda de un programa revolucionario, los estudiantes americanos cometen el mismo error que los Provos y se proclaman la "clase más explotada de la sociedad"; desde este momento, deben comprender que no tienen intereses distintos de todos los que sufren la opresión generalizada y la esclavitud comercial.<br />
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En el Este, el totalitarismo burocrático empieza también a producir sus fuerzas negativas. La revolución de los jóvenes es particularmente virulenta y no es conocida más que a través de las denuncias que hacen de ella los diferentes órganos del aparato o las medidas policiales que toman para contenerla. De este modo sabemos que una parte de la juventud no "respeta" ya el orden moral y familiar (tal como existe bajo su forma burguesa más detestable), se entrega al "libertinaje", desprecia el trabajo y ya no obedece a la policía del partido. En la URSS se nombra un ministro expresamente para combatir el hooliganismo*. Pero, paralelamente a esta rebelión difusa, una contestación más elaborada intenta afirmarse, y los grupos o pequeñas revistas clandestinas aparecen y desaparecen según las fluctuaciones de la represión policial. El hecho más importante ha sido la publicación por los jóvenes polacos Kuron y Modzelewski de su "Carta abierta al Partido Obrero Polaco". En este texto, afirman expresamente la "necesidad de la abolición de las actuales relaciones de producción y relaciones sociales" y ven que a este fin "la revolución es ineluctable". La intelligentsia de los países del Este busca, actualmente, ser consciente y formular claramente las razones de esta crítica que los obreros han concretado en Berlín-Este, Varsovia y Budapest, la crítica proletaria del poder de clase burocrático. Esta sublevación sufre profundamente la desventaja de establecer a la vez los problemas reales y su solución. Si en los demás países el movimiento es posible pero el fin permanece mitificado, en las burocracias del Este la contestación es desilusionada y sus fines conocidos. Se trata de inventar las formas de su realización, de abrirse el camino que lleve a ésta.<br />
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* Palabra inglesa que significa bandolerismo, pistolerismo.<br />
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En cuanto a la rebelión de los jóvenes ingleses, ha encontrado su primera expresión organizada en el movimiento anti-atómico. Esta lucha parcial, conseguida alrededor del vago programa del Comité de los Cien -que ha conseguido reunir hasta 300.000 manifestantes- ha realizado su más bello gesto en la primavera de 1963 con el escándalo R.S.G. 6 [14]. No tenía más salida que caer, falta de perspectivas, recuperada por las ruinas de la política tradicional y las buenas almas pacifistas. El arcaísmo del control en la vida cotidiana, característico de Inglaterra, no ha podido resistir el asalto del mundo moderno y la descomposición acelerada de los valores seculares engendra tendencias profundamente revolucionarias en la crítica de todos los aspectos del modo de vida [15]. Es preciso que las exigencias de esta juventud reúnan la resistencia de una clase obrera que cuenta entre las más combativas del mundo, la de los "shop-stewards" y las huelgas salvajes, y la victoria de sus luchas no puede ser buscada más que en perspectivas comunes. El derrumbamiento de la social-democracia en el poder, no hace más que proporcionar una probabilidad suplementaria a su encuentro. Las explosiones que ocasionará tal unión serán más formidables que todo lo que se ha visto en Amsterdam. Ante ellas la rebelión provista no será más que un juego de niños. De ahí solamente, puede nacer un verdadero movimiento revolucionario, donde las necesidades prácticas habrán encontrado su respuesta.<br />
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El Japón es el único de los países industrialmente avanzados donde esta fusión de la juventud estudiante y los obreros de vanguardia se ha realizado ya.<br />
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Zengakuren, la famosa organización de estudiantes revolucionarios y la Liga de los jóvenes trabajadores marxistas son las dos importantes organizaciones formadas sobre la orientación común de la Liga Comunista Revolucionaria. Esta formación se plantea ya el problema de la organización revolucionaria. Combate simultáneamente y sin ilusiones, el Capitalismo en el Oeste y la Burocracia de los países llamados socialistas. Agrupa ya algunos miles de estudiantes y obreros organizados sobre una base democrática y anti-jerárquica, sobre la participación de todos los miembros en todas las actividades de la organización. De este modo, los revolucionarios japoneses son los primeros en el mundo que llevan ya grandes luchas organizadas, referidas a un programa avanzado, con una amplia participación de masas. Sin parar, miles de obreros y estudiantes salen a la calle y afrontan violentamente a la policía japonesa. Sin embargo, la LCR, a pesar de que los combate, no explica completa y concretamente los dos sistemas. Busca todavía definir de forma precisa la explotación burocrática, igual que no ha llegado todavía a formular explícitamente los caracteres del capitalismo moderno, la crítica de la vida cotidiana y la crítica del espectáculo. La Liga Comunista Revolucionaria sigue siendo, fundamentalmente, una organización proletaria clásica. Actualmente es la más importante formación revolucionaria del mundo y de aquí en adelante debe ser uno de los polos de discusión y reunión para la nueva crítica revolucionaria proletaria en el mundo.<br />
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Finalmente, crear la situación que haga imposible todo retroceso<br />
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"Estar en vanguardia es ir al paso de la realidad." [16] En la actualidad, la crítica radical del mundo moderno debe tener por objeto y objetivo la totalidad. Esta crítica debe contener, indisolublemente su pasado real, lo que es efectivamente y las perspectivas de su transformación. Para poder decir toda la verdad del mundo actual y, a fortiori, para formular el proyecto de su subversión total, hay que ser capaz de revelar toda su historia escondida, es decir, mirar de un modo totalmente desmitificado y fundamentalmente crítico, la historia de todo el movimiento revolucionario internacional -inaugurado hace más de un siglo por el proletariado de los países occidentales-, sus "fracasos" y sus "victorias".<br />
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"Este movimiento contra el conjunto de la organización del viejo mundo, hace mucho tiempo que ha acabado" [17] y ha fracasado. Su última manifestación histórica fue la derrota de la revolución proletaria en España (en Barcelona en mayo de 1937). Sin embargo, tanto sus "fracasos" oficiales como sus "victorias" también oficiales, deben ser juzgados a la luz de sus prolongaciones y sus verdaderos restablecimientos. De este modo, podemos afirmar que "hay derrotas que son victorias y victorias más vergonzosas que derrotas" (Karl Liebknecht en la víspera de su asesinato). La primera gran "derrota" del poder proletario, la Comuna de París, es en realidad su primera gran victoria, puesto que, por primera vez, el proletariado primitivo afirma su capacidad histórica para dirigir de un modo libre todos los aspectos de la vida social. Asimismo, su primera gran "victoria", la revolución bolchevique, en definitiva no es más que la derrota de más graves consecuencias. El triunfo del orden bolchevique coincide con el movimiento de contra-revolución internacional que empieza con el aniquilamiento de los espartaquistas por la socialdemocracia alemana. Su triunfo común era más profundo que su aparente oposición y, en definitiva, este orden bolchevique no era más que un nuevo disfraz y un rostro particular del antiguo orden. Los resultados de la contra-revolución rusa fueron, en el interior, el establecimiento y desarrollo de un nuevo modo de explotación, el capitalismo burocrdtico de Estado y, en el exterior, la multiplicación de secciones de la Internacional llamada comunista, sucursales destinadas a defenderlo y difundir su modelo. El capitalismo, bajo sus diferentes variantes burocráticas y burguesas, florecía de nuevo sobre los cadáveres de los marinos de Kronstadt, los campesinos de Ucrania, los obreros de Berlín, Kiel, Turín, Shanghai, y, más tarde, Barcelona.<br />
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La IIIª Internacional, aparentemente creada por los bolcheviques para luchar contra los residuos de la social-democracia reformista de la IIª Internacional, y agrupar la vanguardia proletaria en los "partidos comunistas revolucionarios", estaba demasiado vinculada a sus creadores y a sus intereses para poder realizar, donde quiera que sea, la verdadera revolución socialista. De hecho, la IIª Internacional era la realidad de la IIIª. El modelo ruso se impone muy pronto a las organizaciones obreras de Occidente y sus evoluciones fueron una sola y única cosa. A la dictadura totalitaria de la Burocracia, nueva clase dirigente, sobre el proletariado ruso, en el seno de esas organizaciones corresponde la dominación de una capa de burócratas políticos y sindicales sobre la gran masa de obreros cuyos intereses se han vuelto francamente contradictorios con los suyos. El monstruo stalinista obsesionaba la conciencia obrera, mientras que el Capitalismo, en vías de burocratización y super-desarrollo, resolvía sus crisis internas y afirmaba orgullosamente su nueva victoria que pretende permanente. Una misma forma social, aparentemente divergente y distinta, se apodera del mundo, y los principales del viejo mundo continúan gobernando nuestro mundo moderno. Los muertos asedian todavía el cerebro de los vivos.<br />
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En el seno de este mundo, organizaciones pretendidamente revolucionarias no hacen más que combatirlo en apariencia, sobre su propio terreno, a través de las mayores mitificaciones. Todas ellas reivindican ideologías más o menos petrificadas, y, en definitiva, no hacen más que participar en la consolidación del orden dominante. Los sindicatos y partidos políticos forjados por la clase obrera para su propia emancipación se han convertido en simples reguladores del sistema, propiedad privada de dirigentes que trabajan para su emancipación particular y encuentran un estatuto en la clase dirigente de una sociedad que nunca piensan poner en cuestión. El programa real de estos sindicatos y partidos no hace más que tomar de nuevo llanamente la fraseología "revolucionaria" y aplicarle las consignas del reformismo más edulcorado, puesto que el mismo capitalismo se hace oficialmente reformista. Allí donde han podido tomar el poder -en países más atrasados que Rusia- no era más que para reproducir el modelo stalinista del totalitarismo contra-revolucionario [18] . En otro aspecto, son el complemento estático y necesario [19] para la auto-regulación del Capitalismo burocratizado; la contradicción indispensable para el mantenimiento de su humanismo policíaco. Por otra parte, frente a las masas obreras, siguen siendo los garantizadores indefectibles y los defensores incondicionales de la contra-revolución burocrática, los dóciles instrumentos de su política extranjera. En un mundo fundamentalmente engañoso, ellos son los portadores de la mentira más radical, y trabajan para la eternización de la dictadura universal de la Economía y el Estado. Como afirman los situacionistas, "un modelo social universalmente dominante, que tiende a la auto-regulación totalitaria, no es más que aparentemente combatido por falsas contestaciones expuestas de forma permanente sobre su propio terreno, ilusiones que, por el contrario refuerzan ese modelo. El pseudo-socialismo burocrático no es más que el mayor de los disfraces del viejo mundo jerárquico del trabajo alienado [20]". En todo esto, el sindicalismo estudiantil es únicamente la caricatura de una caricatura, la repetición burlesca e inútil de un sindicalismo degenerado.<br />
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La denuncia teórica y práctica del stalinismo bajo todas sus formas, debe ser la obligación básica de todas las futuras organizaciones revolucionarias. Está claro que, por ejemplo en Francia, donde el retraso económico aleja todavía la conciencia de la crisis, el movimiento revolucionario no podrá renacer más que sobre las ruinas del stalinismo aniquilado. La destrucción del stalinismo debe convertirse en el delenda Carthago de la última revolución de la prehistoria.<br />
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Ella misma debe romper definitivamente con su propia prehistoria, y sacar toda su poesía del futuro. Los "Bolcheviques resucitados" que representan la farsa de la "militancia" en los diferentes grupúsculos izquierdistas, son los hedores del pasado y, en modo alguno anuncian el futuro. Supervivientes del gran naufragio de la "revolución traicionada", se presentan como los fieles poseedores de la ortodoxia bolchevique: la defensa de la URSS es su insuperable fidelidad y su escandalosa renuncia.<br />
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No pueden conservar ilusiones más que en los famosos paises subdesarrollados [21] donde ellos mismos ratifican el subdesarrollo teórico. Desde Partisans (órgano de los stalino-trotskistas reconciliados) a todas las tendencias y semi-tendencias que se disputan "Trotsky" en el interior y el exterior de la IVª Internacional, reina una misma ideología revolucionarista, y una misma incapacidad práctica y teórica para comprender los problemas del mundo moderno. Cuarenta años de historia contra-revolucionaria los separan de la Revolución. No tienen razón porque no están en 1920 y, en 1920 ya no tenían razón. La disolución del grupo "ultra-izquierdista" Socialisme ou Barbarie, tras su división en dos fracciones, "modernista cardanista" y "viejo marxista" (de Pouvoir Ouvrier), demuestra, si es que hacía falta, que no puede haber revolución fuera de lo moderno, ni pensamiento moderno fuera de la crítica revolucionaria que debe reinventarse [22] . Es significativo en este sentido que toda separación entre esos dos aspectos, cae inevitablemente en el museo de la Prehistoria revolucionaria concluida, o bien en la modernidad del poder, es decir en la contra-revolución dominante: Voix ouvriere o Arguments.<br />
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En cuanto a los diversos grupúsculos "anarquistas", todos ellos prisioneros de esta denominación, no poseen otra cosa que esta ideología reducida a una simple etiqueta. El increíble "Monde Libertaire", evidentemente redactado por estudiantes, alcanza el grado más fantástico de confusión y estupidez.<br />
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Esas gentes lo toleran efectivamente todo, puesto que se toleran unos a otros.<br />
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La sociedad dominante que se vanagloria de su permanente modernización, ahora debe encontrar con quien hablar, es decir, con la negación modernizada que ella misma produce [23] : "Dejemos ahora a los muertos el enterrar a sus muertos y llorarlos". Las desmitificaciones prácticas del movimiento histórico liberan la conciencia revolucionaria de los fantasmas que la obsesionaban; la revolución de la vida cotidiana se encuentra cara a cara con las inmensas tareas que debe realizar. La revolución, asi como la vida que anuncia, hay que reinventarlas. Si el proyecto revolucionario sigue siendo fundamentalmente el mismo: la abolición de la sociedad de clases, es que en ninguna parte han sido radicalmente transformadas las condiciones en que se forman las clases. Se trata de volver a iniciar la lucha con un radicalismo y una coherencia acrecentados por la experiencia del fracaso de sus antiguos protagonistas, a fin de evitar que su realización fragmentaria entrañe una nueva división de la sociedad.<br />
<br />
No pudiendo realizarse la lucha entre el poder y el nuevo proletariado más que en la totalidad, el futuro movimiento revolucionario debe abolir en su seno todo lo que tiende a reproducir los productos alienados del sistema mercantil [24] debe ser, al mismo tiempo, la crítica viva y la negación que lleva en ella todos los elementos de la posible superación. Como muy bien lo ha visto Lukács (aunque para aplicarlo a algo que no lo merecía: el partido bolchevique), la organización revolucionaria es esta mediación necesaria entre la teoría y la práctica, entre el hombre y la historia, entre la masa de trabajadores y el proletariado constituido en clase. Las tendencias y divergencias "teóricas",deben transformarse inmediatamente en cuestiones de organización si quieren descubrir la via de su realización. La cuestión de la organización será el juicio final del nuevo movimiento revolucionario, el tribunal ante el cual será juzgada la coherencia de su proyecto esencial: la realización internacional del poder absoluto de los Consejos Obreros, tal como ha sido esbozado por la experiencia de las revoluciones proletarias de este siglo. Una organización así debe realizar antes la crítica radical de todo lo que supone la base de la sociedad que combate, a saber: la producción mercantil, la ideología bajo todos sus disfraces, el Estado y las disidencias que impone.<br />
<br />
La escisión entre teoría y práctica ha sido la roca contra la que se ha estrellado el viejo movimiento revolucionario. Solamente los mayores momentos de lucha proletaria han superado esta escisión para encontrar su verdad. Ninguna organización se ha saltado todavía ese Rodas. La ideología, tan "revolucionaria" como pueda ser, está siempre al servicio de los amos, es la señal de alarma que designa al enemigo camuflado. Por ello, la crítica de la ideología debe ser en último término, el problema central de la organización revolucionaria. El mundo alienado produce la mentira, y ésta no podría reaparecer en el seno de los que pretenden llevar la verdad social sin que esta organización no se transformase a su vez en una mentira más en un mundo fundamentalmente engañoso.<br />
<br />
La organización revolucionaria que proyecta realizar el poder absoluto de los Consejos Obreros, debe ser el medio donde se esbocen todos los aspectos positivos de ese poder. Debe también llevar a cabo una lucha a muerte contra la teoría leninista de la organización. La revolución de 1905 y la organización espontánea de los trabajadores rusos en Soviets era ya una crítica de obra [25] de esta nefasta teoría. Pero el movimiento bolchevique persistía en creer que la espontaneidad obrera no podía superar la conciencia "trade-unionista", y era incapaz de comprender "la totalidad". Lo que lleva a decapitar al proletariado para permitir al partido tomar la "cabeza" de la Revolución. No se puede negar, tan despiadadamente como lo ha hecho Lenin, la capacidad histórica del proletariado de emanciparse por sí mismo, sin negar su capacidad de dirigir totalmente la sociedad futura. En una perspectiva similar, el slogan "todo el poder a los Soviets" no significaba nada más que la conquista de los Soviets por el Partido, la instauración del Estado del partido, en vez del "Estado" debilitado del proletariado en armas.<br />
<br />
Sin embargo es este slogan el que hay que asumir de nuevo radicalmente, liberándolo de las intenciones ocultas bolcheviques. El proletariado no puede consagrarse al juego de la revolución más que para ganar todo un mundo, de otro modo no es nada. La forma única de su poder, la autogestión generalizada, no puede ser compartida con ninguna otra fuerza. Puesto que es la disolución efectiva de todos los poderes, no podría tolerar ninguna limitación (geográfica o de otro tipo); los compromisos que acepta se transforman inmediatamente en acciones de compromiso, en renuncia. "La autogestión debe ser a la vez el medio y la finalidad de la lucha actual. No es solamente el riesgo de la lucha sino su forma adecuada. Es para sí misma la materia que trabaja y su propia presuposición" [16] .<br />
<br />
La crítica unitaria del mundo es la garantía de la coherencia y de la verdad de la organización revolucionaria. Tolerar la existencia de sistemas de opresión (por ejemplo porque contienen la herencia "revolucionaria") en un punto de la tierra, es reconocer la legitimidad de la opresión. Igualmente, si se tolera la alienación en un terreno de la vida social, se reconoce la fatalidad de todas las reificaciones. No es suficiente estar por el poder abstracto de los Consejos Obreros, sino que hay que demostrar su significado concreto: la supresión de la producción mercantil y por consiguiente del proletariado. La lógica de la mercancía es la racionalidad primera y última de las sociedades actuales, es la base de la auto-regulación totalitaria de estas sociedades comparables a puzzles cuyas piezas, tan desiguales en apariencia, de hecho son equivalentes. La reificación mercantil es el obstáculo esencial para una emancipación total, para la construcción libre de la vida. En el mundo de la producción mercantil, la praxis no se persigue en función de un fin determinado, de forma autónoma, sino bajo las directrices de potencias exteriores. Y si las leyes económicas parecen convertirse en leyes naturales de una clase particular, es que su poder reposa únicamente en "la ausencia de conciencia de los que toman parte en ello".<br />
<br />
El principio de la producción mercantil es la pérdida de sí mismo en la creación caótica e inconsciente de un mundo que escapa totalmente a sus creadores. El núcleo radicalmente revolucionario de la autogestión generalizada es, por el contrario, la dirección consciente por parte de todos, del conjunto de la vida. La autogestión de la alienación mercantil haría de todos los hombres los programadores de su propia supervivencia: es la cuadratura del círculo. La tarea de los Consejos Obreros no será pues la autogestión del mundo existente sino su transformación cualitativa ininterrumpida: la superación concreta de la mercancía (en tanto que gigantesca desviación de la producción del hombre por sí mismo).<br />
<br />
Esta superación implica, naturalmente, la supresión del trabajo y su sustitución por un nuevo tipo de actividad libre, por consiguiente, la abolición de una de las divisiones fundamentales de la sociedad moderna, entre un trabajo cada vez más reificado y el tiempo libre consumido pasivamente. Grupúsculos hoy en disgregación como S. o B. o P.O. [27] pero reunidos en torno a la moderna consigna de "poder obrero", continúan sobre ese punto central siguiendo el viejo movimiento obrero en la vía del reformismo del trabajo y de su "humanización". Es al trabajo mismo a quien hoy hay que atacar. Lejos de ser una "utopía", su supresión es la primera condición de la superación efectiva de la sociedad mercantil, de la abolición -en la vida cotidiana de cada uno- de la separación entre el "tiempo libre" y el "tiempo de trabajo", sectores complementarios de una vida alienada, donde se proyecta indefinidamente la contradicción interna de la mercancía, entre valor de uso y valor de cambio y solamente más allá de esta oposición es donde los hombres podrán hacer de su actividad vital un objeto de su voluntad y de su conciencia, y contemplarse a sí mismos en un mundo que ellos han creado. La democracia de los Consejos Obreros es el enigma resuelto de todas las divisiones actuales. Esta hace "imposible todo lo que existe por fuera de los individuos".<br />
<br />
La dominación consciente de la historia por los hombres que la hacen, he aquí todo el proyecto revolucionario. La historia moderna, como toda la historia pasada, es el producto de la praxis social, el resultado -inconsciente- de todas las actividades humanas. En la época de su dominación totalitaria el capitalismo ha producido su nueva religión: el espectáculo. El espectáculo es la realización terrestre de la ideología. El mundo nunca ha andado tan bien sobre la cabeza. "Y, al igual que la 'crítica de la religión', la crítica del espectáculo es hoy la primera condición de toda critica" [28] .<br />
<br />
El problema de la revolución está históricamente planteado a la humanidad. La acumulación cada vez mayor de medios materiales y técnicos no tiene comparación más que con la insatisfacción cada vez más profunda de todos. La burguesía y su heredera en el Este, la burocracia, no pueden saber cómo emplear ese superdesarrollo que será la base de la poesía del futuro, justamente porque las dos trabajan por el mantenimiento de un orden antiguo. Tienen, a lo sumo, el secreto de su práctica policial. No hacen más que acumular Capital y por tanto proletariado; proletario es aquel que no tiene ningún poder sobre el empleo de su vida, y que lo sabe. La suerte histórica del nuevo proletariado es ser el.único heredero consecuente de la riqueza sin valor del mundo burgués, para transformarla y superarla en el sentido del hombre total, persiguiendo la apropiación total de la naturaleza y de su propia naturaleza. Esta realización de la naturaleza del hombre sólo puede tener sentido por la satisfacción sin límites y la multiplicación infinita de los deseos reales que el espectáculo confina en las zonas lejanas del inconsciente revolucionario, y que no es capaz de realizar más que fantásticamente en el delirio onírico de su publicidad. La realización efectiva de deseos reales, es decir, la abolición de todas las pseudonecesidades y deseos que el sistema crea cotidianamente para perpetuar su poder, no puede hacerse sin la supresión del espectáculo mercantil y su superación positiva.<br />
<br />
La historia moderna no puede ser liberada y sus innumerables adquisiciones libremente utilizadas más que por las fuerzas que ella rechaza: los trabajadores sin poder sobre las condiciones, sentido y producto de sus actividades. Así como en el siglo XIX el proletariado era ya el heredero de la filosofía, se ha convertido, además, en el heredero del arte moderno y de la primera critica consciente de la vida cotidiana. No puede suprimirse sin realizar, a la vez, arte y filosofía. Transformar el mundo y cambiar la vida son para él una sola y única cosa, el santo y seña inseparable que acompañará su supresión en tanto que clase, la disolución de la sociedad presente en tanto que reino de la necesidad, y finalmente la ascensión posible al reino de la libertad. La crítica radical y la reconstrucción libre de todas las conductas y valores impuestos por la realidad alienada son su programa máximo, y la creatividad liberada en la construcción de todos los momentos y acontecimientos de la vida es la única poesía que podrá reconocer, la poesía hecha por todos, el comienzo de la fiesta revolucionaria. Las revoluciones proletarias serán fiestas o no serán, pues la misma vida que anuncian será creada bajo el signo de la fiesta. El juego es la racionalidad última de esta fiesta, vivir sin tiempo muerto y disfrutar sin trabas son las únicas reglas que podrá reconocer.<br />
<br />
<br />
Notas<br />
<br />
1. Mare Kravetz, conoció una cierta notoriedad en los medios dirigentes de la UNEF; elegante parlamentario, cometió el error de arriesgarse en la "investigación teórica": en 1964 publica en Les Temps Modernes una apología del sindicalisrno estudiantil que denuncia al año siguiente en el mismo periódico.<br />
<br />
2. Ni qué decir tiene que los conceptos espectáculo, papel, etc. los empleamos en el sentido situacionista.<br />
<br />
3. Cuando no se le caga en la boca se le mea en el culo.<br />
<br />
4. Pero sin la conciencia revolucionaria; el obrero no tenía la ilusión de la promoción.<br />
<br />
5. No nos referimos al de la Escuela Normal Superior o al de los sorbonistas, sino al de los enciclopedistas o al de Hegel.<br />
<br />
6. No atreviéndose a alienarse con el liberalismo filisteo, se inventan referencias a las inmunes universidades de la edad media, época de la "democracia de la no-libertad".<br />
<br />
7. Cf. Internationale Situationniste, n.º 9. Correspondance avec un cybernéticien, y el opúsculo situacionista La tortue dans la vitrina, contra el neo-profesor A. Moles. <br />
<br />
8. Ver La lucha sexual de los jóvenes y La función del orgasmo.<br />
<br />
9. Con el resto de la población es necesario emplear la camisa de fuerza para hacerlo comparecer ante el psiquiatra en su acogedora fortaleza. Con el estudiante, es suficiente con hacerle saber que han sido abiertas avanzadas de control en el ghetto: se precipita al lugar donde se distribuyen números de visita.<br />
<br />
10. Sobre el "gang" argumentista y la desaparición de su órgano, ver el opúsculo Aux poubelles de I'Histoire, difundido por la Internationale Situationniste en 1963.<br />
<br />
11. A este efecto no se puede recomendar demasiado la solución -ya practicada por los más inteligentes- que consiste en robarlos.<br />
<br />
12. Cf.: Las últimas aventuras entre la UEC y sus homólogos cristianos con sus respectivas jerarquías, demuestran que la única unidad entre todos ellos, reside en su sumisión incondicional a sus maestros.<br />
<br />
13 En ese sentido que la juventud no solamente siente sino que quiere expresarle.<br />
<br />
14 Con el que os partidarios del movimiento anti-atórnico han descubierto, hecho público y a continuación ocupado los refugios anti-atómicos ultra-secretos, reservados a los rniembros del gobierno.<br />
<br />
15 Se piensa aquí en la excelente revista Heatwave cuya evolución parece ir hacia un radicalismo cada vez más riguroso.<br />
<br />
16 Internationale Situationniste, nº. 8.<br />
<br />
17 Internationale Situationniste, nº. 7.<br />
<br />
18 Su realización efectiva, es tender a industrializar el país por medio de la clásica acumulación primitiva a expensas del campesinado, acelerada por el terror burocrático.<br />
<br />
19 Desde hace 45 años, en Francia, el Partido llamado Comunista, no ha dado un solo paso hacia la torna del poder, y lo mismo puede decirse de todos los países avanzados donde no ha llegado el Ejército llamado rojo.<br />
<br />
20 Les luttes de classes en Algérie. Internationale Situationniste, nº10.<br />
<br />
21 Sobre su papel en Argelia, cf.: Les luttes de classes en Algérie, Internationale Situationniste, nº 10<br />
<br />
22 Internationale Situationniste, nº. 9<br />
<br />
23 Adresse aux révolutionnaires..., Internationale Situationniste, nº 10.<br />
<br />
24 Definido por el predominio del trabajo-mercancía.<br />
<br />
25 Tras la crítica teórica realizada por Rosa Luxernburg.<br />
<br />
26 Les luttes de classes en Algérie, Internationale Situationniste, n.º 10.<br />
<br />
27 Socialisme ou Barbarie, Pouvoir Ouvrier, etc. Por el contrario, un grupo como ICO, prohibiéndose toda organización y una teoría coherente, está condenado a la inexistencia.<br />
<br />
28 Internationale Situationniste, nº 9Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-40354799371185310672010-02-19T18:26:00.001-06:002010-02-19T18:26:41.065-06:00aquí y asíquiero escribir y para variar las palabras no fluyen, quizá sería cosa de sólo empezar a escribir y dejarlo todo fluir, pero luego pienso en que quiero dormir... o pienso en que no quiero llorar... o pienso en que ya no quiero pensar!Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-1819001417105622742010-02-15T17:46:00.000-06:002010-02-15T17:46:28.857-06:00The question isOnce you asked me why i loved you so... I had no answer but a hug! <br />
<br />
Now I remember that question, and i think the question is... Why you love me so much?Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-23068037273430643822009-12-31T18:19:00.000-06:002009-12-31T18:19:29.456-06:00Turututuru turututururu tururuHmm a unas pocas horas de terminar este bonito año lo puedo describir como un año de transición, muchas cosas cambiaron sutilmente, aprendí, maduré, pero sobre todo viví y fue muy padre todo este año de cambios, y ahora espero que el 2010 se vean algunas de las consecuencias de estos cambios, creo q empieza algo nuevo, algo muy cool...<br />
<br />
Y pues por aquí les dejo una rola que de alguna manera me acompañó todo este año o por lo menos desde el verano... Me recuerda en especial a dos personas, sin embargo siento q es mucho de lo que paso en el año =)<br />
<br />
Y pues a todos aquellos que por alguna razón estamos lejos pues algún día nos habremos de encontrar de new jaja y tendremos muchas historias que contar ;)<br />
<br />
"Las piedras rodando se encuentran...<br />
y tu y yo algún día nos habremos de encontrar<br />
Mientras tanto cuídate.. Y que te bendiga Dios!<br />
No hagas nada malo que no hiciera yo...!<br />
<br />
<object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/woTae7ByoJY&hl=es_ES&fs=1&"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/woTae7ByoJY&hl=es_ES&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object><br />
<br />
<br />
<br />
Compartimos el mismo cielo.. Compartimos el mismo anhelo..<br />
Compartimos el mismo tiempo y el mismo lugar..<br />
fuimos parte de la misma historia, íbamos en la misma prepa<br />
yo siempre fui una lacra y tú eras del cuadro de honor..<br />
<br />
<br />
Las piedras rodando se encuentran..<br />
y tu y yo algún día nos habremos de encontrar<br />
Mientras tanto cuídate.. Y que te bendiga Dios!<br />
No hagas nada malo que no hiciera yo..<br />
<br />
Encendimos el mismo fuego.. competimos en el mismo juego..<br />
compartimos el mismo amor y el mismo dolor..<br />
La vida nos jugó una broma y el destino trazó el camino,<br />
para que cada quien se fuera con su cada cual..<br />
<br />
<br />
Las piedras rodando se encuentran..<br />
y tu y yo algún día nos habremos de encontrar<br />
mientras tanto cuídate.. !¡Y que te bendiga Dios!<br />
No hagas nada malo que no hiciera yo..<br />
<br />
<br />
Las piedras rodando se encuentran..<br />
y tu y yo algún día nos habremos de encontrar<br />
Mientras tanto cuídate.. Y que te bendiga Dios!<br />
No hagas nada malo que no hiciera yo..<br />
<br />
<br />
Las piedras rodando se encuentran..<br />
y tu y yo algún día nos habremos de encontrar<br />
Mientras tanto cuídate.. y que te bendiga Dios!<br />
No hagas nada malo que no hiciera yo..Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-45226473913631872482009-12-13T09:49:00.001-06:002009-12-13T09:50:47.803-06:00QuisieseHoy quisiese:<br />
<br />
estar a tu lado<br />
o ya no pensar en ti<br />
poderte ver<br />
o nunca haberte visto antes<br />
poderte besar<br />
o ni siquiera saber que existes<br />
poderte abrazar<br />
o nunca recordar que nos conocimos<br />
<br />
<br />
saber que sientes lo mismo que yo<br />
o que nunca me hubieses hecho reir<br />
saber que tengo una oportunidad<br />
o jamás haber escuchado tu música<br />
poder quererte<br />
o que jamás me hubieses gustado<br />
decirtelo todo<br />
o saber que no eres para mí<br />
soñar contigo<br />
o despertar sin saber quien eres<br />
<br />
pero si de querer o no querer esta vida se tratase, todo sería mucho más fácil y de cualquier manera pienso que la vida es tan divertida =) que me doy risa por terminar escribiendo estas cursilerías :PAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-12881559316679286842009-11-29T11:46:00.001-06:002009-12-16T18:41:54.497-06:00Now and then...Now and then I wonder again..."Where are you?" I know this question may never have an answer, but honestly, sometimes I wonder if you can be here again.<br />
<br />
Yes, is that selfish way of thinking things, but I trully miss you. I remember every single day those good moments we spent together and I realize they won't be back ever again, unless I keep on remembering them (which I do) but I wish they could be more real.<br />
<br />
I don't regret the time we spent together or the time we didn't. I only remember with nostalgy, and I wonder if I can understand what is it? What is not being in this world anymore? Will I see you ever again? Will we have those nice chats, funny times again?<br />
<br />
If I ever see you again, I guess I will run to hug you and cry... Cuz is that what I want to do right now.<br />
<br />
And finally I return to the real world, I know I wont see you again, that you must be at a better place, that the only things left are my memories and perhaps some material things that remind me you were real. Life goes on, I must go on with it too, but it doesn't impede to stop, now and then, to remember and smile, and keep that smile from the past in the present and preserve it to the future.<br />
<br />
=)Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-49608019604855000202009-11-15T23:01:00.000-06:002009-11-15T23:01:37.841-06:00Evaluación de un año más...Hace pocos días me dí cuenta de la fecha...<br />
Un poco más de tiempo y el año está por cumplirse, un año más que he pasado en este planeta, en este mundo y entre esta gente...<br />
Una fecha que no solía ser importante para mí hasta que vi la importancia que tenía para los demás el poder pasar ese tiempo conmigo y yo disfrutar de estar con ellos, de esas maneras tan extrañas que plantea la vida; porque por lo general, siempre hay distancias (no importa el genero de ellas) de por medio.<br />
<br />
Volteo hacia atrás y veo ese día hace un año. Parece que fue hace una eternidad cuando estaba ahí sentada revisando mi correo y parece que fue ayer cuando estaba ahí sentada disfrutando de la compañía de las personas que ahí conmigo estaban. Han pasado tantas cosas, buenas o malas, quizá todas buenas o sino simplemente pasaron... pero han sido tantas que se han eclipsado en un abrir y cerrar de ojos.<br />
La vida pasa cada día más rápido, no sé si es la edad o el mundo; quizá algún día el mundo hasta gire más rápido!! Sin embargo es impactante, ¿qué hago con mi tiempo? ¿qué hago conmigo? ¿qué hago con mis recursos y con mi vida? Es tan solo un abrir y cerrar de ojos y pienso que mañana podría ser el fin y en verdad es algo que no me importaría. Lo único que estoy conciente que hago es tratar de ser feliz y ese ser feliz es un reto nuevo cada día, una nueva aventura por vivir!<br />
<br />
Es cuestión de enfoques, es cuestión de formas, de fondos y de sentidos. Es cuestión de una vida o de la otra.<br />
<br />
Y al parecer no hay lógica xDAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-22123468187974611492009-11-08T18:18:00.002-06:002009-11-08T18:21:12.046-06:00Requisitos del artista.Según Novalis.<br /><br />"El poeta necesita una mente serena y atenta, ideas o inclinaciones que le alejen del ajetreo mundano y de asuntos mezquinos, una situación despreocupada, viajes, relaciones con hombres de toda condición, opiniones diversas, frivolidad, memoria, don de la palabra, nigún apego a una cosa determinada, ninguna pasión en su pleno sentido, una amplia susceptibilidad."<br /><br /><br />Recordando la etimología de poeta, que viene del griego poyesis que significa creación; así pues interpretamos en la filosofía al poeta como cualquier artista.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-31124957326498965192009-10-06T09:18:00.002-05:002009-10-06T09:21:32.035-05:00Así empieza una nueva historia...<span style="font-weight:bold;">Otro libro pendiente más para trabajar en él, q les parece esto para empezar una nueva novela:</span><br /><br /><br /><br />-Mientras no se crucen conejos en su camino, todo estará bien.<br /><br />En mi interior, yo pensaba, que el valor de aquel hombre debía de ser mucho para prestarle su camioneta. A la fecha yo creo que yo no le prestaría mi auto.<br />También fueron esas palabras las que me hicieron recordar un rostro que de otro modo habría olvidado.<br /> Fueron, en definitiva, las palabras mágicas.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-86159442906997855262009-10-04T00:14:00.001-05:002009-10-04T00:17:45.683-05:00How did economists get it so Wrong?By PAUL KRUGMAN<br /><br />Published: September 2, 2009 <br /><br />Your browser may not support display of this image.<br /><br />I. MISTAKING BEAUTY FOR TRUTH<br /><br />It’s hard to believe now, but not long ago economists were congratulating themselves over the success of their field. Those successes — or so they believed — were both theoretical and practical, leading to a golden era for the profession. On the theoretical side, they thought that they had resolved their internal disputes. Thus, in a 2008 paper titled “The State of Macro” (that is, macroeconomics, the study of big-picture issues like recessions), Olivier Blanchard of M.I.T., now the chief economist at the International Monetary Fund, declared that “the state of macro is good.” The battles of yesteryear, he said, were over, and there had been a “broad convergence of vision.” And in the real world, economists believed they had things under control: the “central problem of depression-prevention has been solved,” declared Robert Lucas of the University of Chicago in his 2003 presidential address to the American Economic Association. In 2004, Ben Bernanke, a former Princeton professor who is now the chairman of the Federal Reserve Board, celebrated the Great Moderation in economic performance over the previous two decades, which he attributed in part to improved economic policy making. <br /><br />Your browser may not support display of this image. <br /><br />Last year, everything came apart.<br /><br />Few economists saw our current crisis coming, but this predictive failure was the least of the field’s problems. More important was the profession’s blindness to the very possibility of catastrophic failures in a market economy. During the golden years, financial economists came to believe that markets were inherently stable — indeed, that stocks and other assets were always priced just right. There was nothing in the prevailing models suggesting the possibility of the kind of collapse that happened last year. Meanwhile, macroeconomists were divided in their views. But the main division was between those who insisted that free-market economies never go astray and those who believed that economies may stray now and then but that any major deviations from the path of prosperity could and would be corrected by the all-powerful Fed. Neither side was prepared to cope with an economy that went off the rails despite the Fed’s best efforts.<br /><br />And in the wake of the crisis, the fault lines in the economics profession have yawned wider than ever. Lucas says the Obama administration’s stimulus plans are “schlock economics,” and his Chicago colleague John Cochrane says they’re based on discredited “fairy tales.” In response, Brad DeLong of the University of California, Berkeley, writes of the “intellectual collapse” of the Chicago School, and I myself have written that comments from Chicago economists are the product of a Dark Age of macroeconomics in which hard-won knowledge has been forgotten.<br /><br />What happened to the economics profession? And where does it go from here?<br /><br />As I see it, the economics profession went astray because economists, as a group, mistook beauty, clad in impressive-looking mathematics, for truth. Until the Great Depression, most economists clung to a vision of capitalism as a perfect or nearly perfect system. That vision wasn’t sustainable in the face of mass unemployment, but as memories of the Depression faded, economists fell back in love with the old, idealized vision of an economy in which rational individuals interact in perfect markets, this time gussied up with fancy equations. The renewed romance with the idealized market was, to be sure, partly a response to shifting political winds, partly a response to financial incentives. But while sabbaticals at the Hoover Institution and job opportunities on Wall Street are nothing to sneeze at, the central cause of the profession’s failure was the desire for an all-encompassing, intellectually elegant approach that also gave economists a chance to show off their mathematical prowess.<br /><br />Unfortunately, this romanticized and sanitized vision of the economy led most economists to ignore all the things that can go wrong. They turned a blind eye to the limitations of human rationality that often lead to bubbles and busts; to the problems of institutions that run amok; to the imperfections of markets — especially financial markets — that can cause the economy’s operating system to undergo sudden, unpredictable crashes; and to the dangers created when regulators don’t believe in regulation.<br /><br />It’s much harder to say where the economics profession goes from here. But what’s almost certain is that economists will have to learn to live with messiness. That is, they will have to acknowledge the importance of irrational and often unpredictable behavior, face up to the often idiosyncratic imperfections of markets and accept that an elegant economic “theory of everything” is a long way off. In practical terms, this will translate into more cautious policy advice — and a reduced willingness to dismantle economic safeguards in the faith that markets will solve all problems. <br /><br />II. FROM SMITH TO KEYNES AND BACK<br /><br />The birth of economics as a discipline is usually credited to Adam Smith, who published “The Wealth of Nations” in 1776. Over the next 160 years an extensive body of economic theory was developed, whose central message was: Trust the market. Yes, economists admitted that there were cases in which markets might fail, of which the most important was the case of “externalities” — costs that people impose on others without paying the price, like traffic congestion or pollution. But the basic presumption of “neoclassical” economics (named after the late-19th-century theorists who elaborated on the concepts of their “classical” predecessors) was that we should have faith in the market system.<br /><br />This faith was, however, shattered by the Great Depression. Actually, even in the face of total collapse some economists insisted that whatever happens in a market economy must be right: “Depressions are not simply evils,” declared Joseph Schumpeter in 1934 — 1934! They are, he added, “forms of something which has to be done.” But many, and eventually most, economists turned to the insights of John Maynard Keynes for both an explanation of what had happened and a solution to future depressions.<br /><br />Keynes did not, despite what you may have heard, want the government to run the economy. He described his analysis in his 1936 masterwork, “The General Theory of Employment, Interest and Money,” as “moderately conservative in its implications.” He wanted to fix capitalism, not replace it. But he did challenge the notion that free-market economies can function without a minder, expressing particular contempt for financial markets, which he viewed as being dominated by short-term speculation with little regard for fundamentals. And he called for active government intervention — printing more money and, if necessary, spending heavily on public works — to fight unemployment during slumps.<br /><br />It’s important to understand that Keynes did much more than make bold assertions. “The General Theory” is a work of profound, deep analysis — analysis that persuaded the best young economists of the day. Yet the story of economics over the past half century is, to a large degree, the story of a retreat from Keynesianism and a return to neoclassicism. The neoclassical revival was initially led by Milton Friedman of the University of Chicago, who asserted as early as 1953 that neoclassical economics works well enough as a description of the way the economy actually functions to be “both extremely fruitful and deserving of much confidence.” But what about depressions?<br /><br />Friedman’s counterattack against Keynes began with the doctrine known as monetarism. Monetarists didn’t disagree in principle with the idea that a market economy needs deliberate stabilization. “We are all Keynesians now,” Friedman once said, although he later claimed he was quoted out of context. Monetarists asserted, however, that a very limited, circumscribed form of government intervention — namely, instructing central banks to keep the nation’s money supply, the sum of cash in circulation and bank deposits, growing on a steady path — is all that’s required to prevent depressions. Famously, Friedman and his collaborator, Anna Schwartz, argued that if the Federal Reserve had done its job properly, the Great Depression would not have happened. Later, Friedman made a compelling case against any deliberate effort by government to push unemployment below its “natural” level (currently thought to be about 4.8 percent in the United States): excessively expansionary policies, he predicted, would lead to a combination of inflation and high unemployment — a prediction that was borne out by the stagflation of the 1970s, which greatly advanced the credibility of the anti-Keynesian movement.<br /><br />Eventually, however, the anti-Keynesian counterrevolution went far beyond Friedman’s position, which came to seem relatively moderate compared with what his successors were saying. Among financial economists, Keynes’s disparaging vision of financial markets as a “casino” was replaced by “efficient market” theory, which asserted that financial markets always get asset prices right given the available information. Meanwhile, many macroeconomists completely rejected Keynes’s framework for understanding economic slumps. Some returned to the view of Schumpeter and other apologists for the Great Depression, viewing recessions as a good thing, part of the economy’s adjustment to change. And even those not willing to go that far argued that any attempt to fight an economic slump would do more harm than good.<br /><br />Not all macroeconomists were willing to go down this road: many became self-described New Keynesians, who continued to believe in an active role for the government. Yet even they mostly accepted the notion that investors and consumers are rational and that markets generally get it right.<br /><br />Of course, there were exceptions to these trends: a few economists challenged the assumption of rational behavior, questioned the belief that financial markets can be trusted and pointed to the long history of financial crises that had devastating economic consequences. But they were swimming against the tide, unable to make much headway against a pervasive and, in retrospect, foolish complacency. <br /><br />III. PANGLOSSIAN FINANCE<br /><br />In the 1930s, financial markets, for obvious reasons, didn’t get much respect. Keynes compared them to “those newspaper competitions in which the competitors have to pick out the six prettiest faces from a hundred photographs, the prize being awarded to the competitor whose choice most nearly corresponds to the average preferences of the competitors as a whole; Keynes noted that a competitor did not have to pick “those faces which he himself finds prettiest, but those that he thinks likeliest to catch the fancy of the other competitors.” And Keynes considered it a very bad idea to let such markets, in which speculators spent their time chasing one another’s tails, dictate important business decisions: “When the capital development of a country becomes a by-product of the activities of a casino, the job is likely to be ill-done.”<br /><br />By 1970 or so, however, the study of financial markets seemed to have been taken over by Voltaire’s Dr. Pangloss, who insisted that we live in the best of all possible worlds. Discussion of investor irrationality, of bubbles, of destructive speculation had virtually disappeared from academic discourse. The field was dominated by the “efficient-market hypothesis,” promulgated by Eugene Fama of the University of Chicago, which claims that financial markets price assets precisely at their intrinsic worth given all publicly available information. (The price of a company’s stock, for example, always accurately reflects the company’s value given the information available on the company’s earnings, its business prospects and so on.) And by the 1980s, finance economists, notably Michael Jensen of the Harvard Business School, were arguing that because financial markets always get prices right, the best thing corporate chieftains can do, not just for themselves but for the sake of the economy, is to maximize their stock prices. In other words, finance economists believed that we should put the capital development of the nation in the hands of what Keynes had called a “casino.”<br /><br />It’s hard to argue that this transformation in the profession was driven by events. True, the memory of 1929 was gradually receding, but there continued to be bull markets, with widespread tales of speculative excess, followed by bear markets. In 1973-4, for example, stocks lost 48 percent of their value. And the 1987 stock crash, in which the Dow plunged nearly 23 percent in a day for no clear reason, should have raised at least a few doubts about market rationality.<br /><br />These events, however, which Keynes would have considered evidence of the unreliability of markets, did little to blunt the force of a beautiful idea. The theoretical model that finance economists developed by assuming that every investor rationally balances risk against reward — the so-called Capital Asset Pricing Model, or CAPM (pronounced cap-em) — is wonderfully elegant. And if you accept its premises it’s also extremely useful. CAPM not only tells you how to choose your portfolio — even more important from the financial industry’s point of view, it tells you how to put a price on financial derivatives, claims on claims. The elegance and apparent usefulness of the new theory led to a string of Nobel prizes for its creators, and many of the theory’s adepts also received more mundane rewards: Armed with their new models and formidable math skills — the more arcane uses of CAPM require physicist-level computations — mild-mannered business-school professors could and did become Wall Street rocket scientists, earning Wall Street paychecks.<br /><br />Your browser may not support display of this image.<br /><br />To be fair, finance theorists didn’t accept the efficient-market hypothesis merely because it was elegant, convenient and lucrative. They also produced a great deal of statistical evidence, which at first seemed strongly supportive. But this evidence was of an oddly limited form. Finance economists rarely asked the seemingly obvious (though not easily answered) question of whether asset prices made sense given real-world fundamentals like earnings. Instead, they asked only whether asset prices made sense given other asset prices. Larry Summers, now the top economic adviser in the Obama administration, once mocked finance professors with a parable about “ketchup economists” who “have shown that two-quart bottles of ketchup invariably sell for exactly twice as much as one-quart bottles of ketchup,” and conclude from this that the ketchup market is perfectly efficient.<br /><br />But neither this mockery nor more polite critiques from economists like Robert Shiller of Yale had much effect. Finance theorists continued to believe that their models were essentially right, and so did many people making real-world decisions. Not least among these was Alan Greenspan, who was then the Fed chairman and a long-time supporter of financial deregulation whose rejection of calls to rein in subprime lending or address the ever-inflating housing bubble rested in large part on the belief that modern financial economics had everything under control. There was a telling moment in 2005, at a conference held to honor Greenspan’s tenure at the Fed. One brave attendee, Raghuram Rajan (of the University of Chicago, surprisingly), presented a paper warning that the financial system was taking on potentially dangerous levels of risk. He was mocked by almost all present — including, by the way, Larry Summers, who dismissed his warnings as “misguided.”<br /><br />Your browser may not support display of this image.<br /><br />By October of last year, however, Greenspan was admitting that he was in a state of “shocked disbelief,” because “the whole intellectual edifice” had “collapsed.” Since this collapse of the intellectual edifice was also a collapse of real-world markets, the result was a severe recession — the worst, by many measures, since the Great Depression. What should policy makers do? Unfortunately, macroeconomics, which should have been providing clear guidance about how to address the slumping economy, was in its own state of disarray.<br /><br />IV. THE TROUBLE WITH MACRO<br /><br />“We have involved ourselves in a colossal muddle, having blundered in the control of a delicate machine, the working of which we do not understand. The result is that our possibilities of wealth may run to waste for a time — perhaps for a long time.” So wrote John Maynard Keynes in an essay titled “The Great Slump of 1930,” in which he tried to explain the catastrophe then overtaking the world. And the world’s possibilities of wealth did indeed run to waste for a long time; it took World War II to bring the Great Depression to a definitive end.<br /><br />Why was Keynes’s diagnosis of the Great Depression as a “colossal muddle” so compelling at first? And why did economics, circa 1975, divide into opposing camps over the value of Keynes’s views?<br /><br />I like to explain the essence of Keynesian economics with a true story that also serves as a parable, a small-scale version of the messes that can afflict entire economies. Consider the travails of the Capitol Hill Baby-Sitting Co-op.<br /><br />Your browser may not support display of this image. This co-op, whose problems were recounted in a 1977 article in The Journal of Money, Credit and Banking, was an association of about 150 young couples who agreed to help one another by baby-sitting for one another’s children when parents wanted a night out. To ensure that every couple did its fair share of baby-sitting, the co-op introduced a form of scrip: coupons made out of heavy pieces of paper, each entitling the bearer to one half-hour of sitting time. Initially, members received 20 coupons on joining and were required to return the same amount on departing the group.<br /><br />Unfortunately, it turned out that the co-op’s members, on average, wanted to hold a reserve of more than 20 coupons, perhaps, in case they should want to go out several times in a row. As a result, relatively few people wanted to spend their scrip and go out, while many wanted to baby-sit so they could add to their hoard. But since baby-sitting opportunities arise only when someone goes out for the night, this meant that baby-sitting jobs were hard to find, which made members of the co-op even more reluctant to go out, making baby-sitting jobs even scarcer. . . .<br /><br />In short, the co-op fell into a recession.<br /><br />O.K., what do you think of this story? Don’t dismiss it as silly and trivial: economists have used small-scale examples to shed light on big questions ever since Adam Smith saw the roots of economic progress in a pin factory, and they’re right to do so. The question is whether this particular example, in which a recession is a problem of inadequate demand — there isn’t enough demand for baby-sitting to provide jobs for everyone who wants one — gets at the essence of what happens in a recession.<br /><br />Your browser may not support display of this image. Forty years ago most economists would have agreed with this interpretation. But since then macroeconomics has divided into two great factions: “saltwater” economists (mainly in coastal U.S. universities), who have a more or less Keynesian vision of what recessions are all about; and “freshwater” economists (mainly at inland schools), who consider that vision nonsense.<br /><br />Freshwater economists are, essentially, neoclassical purists. They believe that all worthwhile economic analysis starts from the premise that people are rational and markets work, a premise violated by the story of the baby-sitting co-op. As they see it, a general lack of sufficient demand isn’t possible, because prices always move to match supply with demand. If people want more baby-sitting coupons, the value of those coupons will rise, so that they’re worth, say, 40 minutes of baby-sitting rather than half an hour — or, equivalently, the cost of an hours’ baby-sitting would fall from 2 coupons to 1.5. And that would solve the problem: the purchasing power of the coupons in circulation would have risen, so that people would feel no need to hoard more, and there would be no recession.<br /><br />But don’t recessions look like periods in which there just isn’t enough demand to employ everyone willing to work? Appearances can be deceiving, say the freshwater theorists. Sound economics, in their view, says that overall failures of demand can’t happen — and that means that they don’t. Keynesian economics has been “proved false,” Cochrane, of the University of Chicago, says.<br /><br />Yet recessions do happen. Why? In the 1970s the leading freshwater macroeconomist, the Nobel laureate Robert Lucas, argued that recessions were caused by temporary confusion: workers and companies had trouble distinguishing overall changes in the level of prices because of inflation or deflation from changes in their own particular business situation. And Lucas warned that any attempt to fight the business cycle would be counterproductive: activist policies, he argued, would just add to the confusion.<br /><br />By the 1980s, however, even this severely limited acceptance of the idea that recessions are bad things had been rejected by many freshwater economists. Instead, the new leaders of the movement, especially Edward Prescott, who was then at the University of Minnesota (you can see where the freshwater moniker comes from), argued that price fluctuations and changes in demand actually had nothing to do with the business cycle. Rather, the business cycle reflects fluctuations in the rate of technological progress, which are amplified by the rational response of workers, who voluntarily work more when the environment is favorable and less when it’s unfavorable. Unemployment is a deliberate decision by workers to take time off.<br /><br />Put baldly like that, this theory sounds foolish — was the Great Depression really the Great Vacation? And to be honest, I think it really is silly. But the basic premise of Prescott’s “real business cycle” theory was embedded in ingeniously constructed mathematical models, which were mapped onto real data using sophisticated statistical techniques, and the theory came to dominate the teaching of macroeconomics in many university departments. In 2004, reflecting the theory’s influence, Prescott shared a Nobel with Finn Kydland of Carnegie Mellon University.<br /><br />Meanwhile, saltwater economists balked. Where the freshwater economists were purists, saltwater economists were pragmatists. While economists like N. Gregory Mankiw at Harvard, Olivier Blanchard at M.I.T. and David Romer at the University of California, Berkeley, acknowledged that it was hard to reconcile a Keynesian demand-side view of recessions with neoclassical theory, they found the evidence that recessions are, in fact, demand-driven too compelling to reject. So they were willing to deviate from the assumption of perfect markets or perfect rationality, or both, adding enough imperfections to accommodate a more or less Keynesian view of recessions. And in the saltwater view, active policy to fight recessions remained desirable.<br /><br />But the self-described New Keynesian economists weren’t immune to the charms of rational individuals and perfect markets. They tried to keep their deviations from neoclassical orthodoxy as limited as possible. This meant that there was no room in the prevailing models for such things as bubbles and banking-system collapse. The fact that such things continued to happen in the real world — there was a terrible financial and macroeconomic crisis in much of Asia in 1997-8 and a depression-level slump in Argentina in 2002 — wasn’t reflected in the mainstream of New Keynesian thinking.<br /><br />Even so, you might have thought that the differing worldviews of freshwater and saltwater economists would have put them constantly at loggerheads over economic policy. Somewhat surprisingly, however, between around 1985 and 2007 the disputes between freshwater and saltwater economists were mainly about theory, not action. The reason, I believe, is that New Keynesians, unlike the original Keynesians, didn’t think fiscal policy — changes in government spending or taxes — was needed to fight recessions. They believed that monetary policy, administered by the technocrats at the Fed, could provide whatever remedies the economy needed. At a 90th birthday celebration for Milton Friedman, Ben Bernanke, formerly a more or less New Keynesian professor at Princeton, and by then a member of the Fed’s governing board, declared of the Great Depression: “You’re right. We did it. We’re very sorry. But thanks to you, it won’t happen again.” The clear message was that all you need to avoid depressions is a smarter Fed.<br /><br />And as long as macroeconomic policy was left in the hands of the maestro Greenspan, without Keynesian-type stimulus programs, freshwater economists found little to complain about. (They didn’t believe that monetary policy did any good, but they didn’t believe it did any harm, either.)<br /><br />It would take a crisis to reveal both how little common ground there was and how Panglossian even New Keynesian economics had become.<br /><br />V. NOBODY COULD HAVE PREDICTED . . .<br /><br />In recent, rueful economics discussions, an all-purpose punch line has become “nobody could have predicted. . . .” It’s what you say with regard to disasters that could have been predicted, should have been predicted and actually were predicted by a few economists who were scoffed at for their pains.<br /><br />Take, for example, the precipitous rise and fall of housing prices. Some economists, notably Robert Shiller, did identify the bubble and warn of painful consequences if it were to burst. Yet key policy makers failed to see the obvious. In 2004, Alan Greenspan dismissed talk of a housing bubble: “a national severe price distortion,” he declared, was “most unlikely.” Home-price increases, Ben Bernanke said in 2005, “largely reflect strong economic fundamentals.”<br /><br />How did they miss the bubble? To be fair, interest rates were unusually low, possibly explaining part of the price rise. It may be that Greenspan and Bernanke also wanted to celebrate the Fed’s success in pulling the economy out of the 2001 recession; conceding that much of that success rested on the creation of a monstrous bubble would have placed a damper on the festivities.<br /><br />But there was something else going on: a general belief that bubbles just don’t happen. What’s striking, when you reread Greenspan’s assurances, is that they weren’t based on evidence — they were based on the a priori assertion that there simply can’t be a bubble in housing. And the finance theorists were even more adamant on this point. In a 2007 interview, Eugene Fama, the father of the efficient-market hypothesis, declared that “the word ‘bubble’ drives me nuts,” and went on to explain why we can trust the housing market: “Housing markets are less liquid, but people are very careful when they buy houses. It’s typically the biggest investment they’re going to make, so they look around very carefully and they compare prices. The bidding process is very detailed.”<br /><br />Indeed, home buyers generally do carefully compare prices — that is, they compare the price of their potential purchase with the prices of other houses. But this says nothing about whether the overall price of houses is justified. It’s ketchup economics, again: because a two-quart bottle of ketchup costs twice as much as a one-quart bottle, finance theorists declare that the price of ketchup must be right.<br /><br />In short, the belief in efficient financial markets blinded many if not most economists to the emergence of the biggest financial bubble in history. And efficient-market theory also played a significant role in inflating that bubble in the first place.<br /><br />Your browser may not support display of this image.<br /><br />Now that the undiagnosed bubble has burst, the true riskiness of supposedly safe assets has been revealed and the financial system has demonstrated its fragility. U.S. households have seen $13 trillion in wealth evaporate. More than six million jobs have been lost, and the unemployment rate appears headed for its highest level since 1940. So what guidance does modern economics have to offer in our current predicament? And should we trust it?<br /><br />VI. THE STIMULUS SQUABBLE<br /><br />Between 1985 and 2007 a false peace settled over the field of macroeconomics. There hadn’t been any real convergence of views between the saltwater and freshwater factions. But these were the years of the Great Moderation — an extended period during which inflation was subdued and recessions were relatively mild. Saltwater economists believed that the Federal Reserve had everything under control. Freshwater economists didn’t think the Fed’s actions were actually beneficial, but they were willing to let matters lie.<br /><br />But the crisis ended the phony peace. Suddenly the narrow, technocratic policies both sides were willing to accept were no longer sufficient — and the need for a broader policy response brought the old conflicts out into the open, fiercer than ever.<br /><br />Why weren’t those narrow, technocratic policies sufficient? The answer, in a word, is zero.<br /><br />Your browser may not support display of this image. During a normal recession, the Fed responds by buying Treasury bills — short-term government debt — from banks. This drives interest rates on government debt down; investors seeking a higher rate of return move into other assets, driving other interest rates down as well; and normally these lower interest rates eventually lead to an economic bounceback. The Fed dealt with the recession that began in 1990 by driving short-term interest rates from 9 percent down to 3 percent. It dealt with the recession that began in 2001 by driving rates from 6.5 percent to 1 percent. And it tried to deal with the current recession by driving rates down from 5.25 percent to zero.<br /><br />But zero, it turned out, isn’t low enough to end this recession. And the Fed can’t push rates below zero, since at near-zero rates investors simply hoard cash rather than lending it out. So by late 2008, with interest rates basically at what macroeconomists call the “zero lower bound” even as the recession continued to deepen, conventional monetary policy had lost all traction.<br /><br />Now what? This is the second time America has been up against the zero lower bound, the previous occasion being the Great Depression. And it was precisely the observation that there’s a lower bound to interest rates that led Keynes to advocate higher government spending: when monetary policy is ineffective and the private sector can’t be persuaded to spend more, the public sector must take its place in supporting the economy. Fiscal stimulus is the Keynesian answer to the kind of depression-type economic situation we’re currently in.<br /><br />Such Keynesian thinking underlies the Obama administration’s economic policies — and the freshwater economists are furious. For 25 or so years they tolerated the Fed’s efforts to manage the economy, but a full-blown Keynesian resurgence was something entirely different. Back in 1980, Lucas, of the University of Chicago, wrote that Keynesian economics was so ludicrous that “at research seminars, people don’t take Keynesian theorizing seriously anymore; the audience starts to whisper and giggle to one another.” Admitting that Keynes was largely right, after all, would be too humiliating a comedown.<br /><br />And so Chicago’s Cochrane, outraged at the idea that government spending could mitigate the latest recession, declared: “It’s not part of what anybody has taught graduate students since the 1960s. They [Keynesian ideas] are fairy tales that have been proved false. It is very comforting in times of stress to go back to the fairy tales we heard as children, but it doesn’t make them less false.” (It’s a mark of how deep the division between saltwater and freshwater runs that Cochrane doesn’t believe that “anybody” teaches ideas that are, in fact, taught in places like Princeton, M.I.T. and Harvard.)<br /><br />Meanwhile, saltwater economists, who had comforted themselves with the belief that the great divide in macroeconomics was narrowing, were shocked to realize that freshwater economists hadn’t been listening at all. Freshwater economists who inveighed against the stimulus didn’t sound like scholars who had weighed Keynesian arguments and found them wanting. Rather, they sounded like people who had no idea what Keynesian economics was about, who were resurrecting pre-1930 fallacies in the belief that they were saying something new and profound.<br /><br />And it wasn’t just Keynes whose ideas seemed to have been forgotten. As Brad DeLong of the University of California, Berkeley, has pointed out in his laments about the Chicago school’s “intellectual collapse,” the school’s current stance amounts to a wholesale rejection of Milton Friedman’s ideas, as well. Friedman believed that Fed policy rather than changes in government spending should be used to stabilize the economy, but he never asserted that an increase in government spending cannot, under any circumstances, increase employment. In fact, rereading Friedman’s 1970 summary of his ideas, “A Theoretical Framework for Monetary Analysis,” what’s striking is how Keynesian it seems.<br /><br />And Friedman certainly never bought into the idea that mass unemployment represents a voluntary reduction in work effort or the idea that recessions are actually good for the economy. Yet the current generation of freshwater economists has been making both arguments. Thus Chicago’s Casey Mulligan suggests that unemployment is so high because many workers are choosing not to take jobs: “Employees face financial incentives that encourage them not to work . . . decreased employment is explained more by reductions in the supply of labor (the willingness of people to work) and less by the demand for labor (the number of workers that employers need to hire).” Mulligan has suggested, in particular, that workers are choosing to remain unemployed because that improves their odds of receiving mortgage relief. And Cochrane declares that high unemployment is actually good: “We should have a recession. People who spend their lives pounding nails in Nevada need something else to do.”<br /><br />Personally, I think this is crazy. Why should it take mass unemployment across the whole nation to get carpenters to move out of Nevada? Can anyone seriously claim that we’ve lost 6.7 million jobs because fewer Americans want to work? But it was inevitable that freshwater economists would find themselves trapped in this cul-de-sac: if you start from the assumption that people are perfectly rational and markets are perfectly efficient, you have to conclude that unemployment is voluntary and recessions are desirable.<br /><br />Yet if the crisis has pushed freshwater economists into absurdity, it has also created a lot of soul-searching among saltwater economists. Their framework, unlike that of the Chicago School, both allows for the possibility of involuntary unemployment and considers it a bad thing. But the New Keynesian models that have come to dominate teaching and research assume that people are perfectly rational and financial markets are perfectly efficient. To get anything like the current slump into their models, New Keynesians are forced to introduce some kind of fudge factor that for reasons unspecified temporarily depresses private spending. (I’ve done exactly that in some of my own work.) And if the analysis of where we are now rests on this fudge factor, how much confidence can we have in the models’ predictions about where we are going?<br /><br />The state of macro, in short, is not good. So where does the profession go from here?<br /><br />VII. FLAWS AND FRICTIONS<br /><br />Economics, as a field, got in trouble because economists were seduced by the vision of a perfect, frictionless market system. If the profession is to redeem itself, it will have to reconcile itself to a less alluring vision — that of a market economy that has many virtues but that is also shot through with flaws and frictions. The good news is that we don’t have to start from scratch. Even during the heyday of perfect-market economics, there was a lot of work done on the ways in which the real economy deviated from the theoretical ideal. What’s probably going to happen now — in fact, it’s already happening — is that flaws-and-frictions economics will move from the periphery of economic analysis to its center.<br /><br />There’s already a fairly well developed example of the kind of economics I have in mind: the school of thought known as behavioral finance. Practitioners of this approach emphasize two things. First, many real-world investors bear little resemblance to the cool calculators of efficient-market theory: they’re all too subject to herd behavior, to bouts of irrational exuberance and unwarranted panic. Second, even those who try to base their decisions on cool calculation often find that they can’t, that problems of trust, credibility and limited collateral force them to run with the herd.<br /><br />On the first point: even during the heyday of the efficient-market hypothesis, it seemed obvious that many real-world investors aren’t as rational as the prevailing models assumed. Larry Summers once began a paper on finance by declaring: “THERE ARE IDIOTS. Look around.” But what kind of idiots (the preferred term in the academic literature, actually, is “noise traders”) are we talking about? Behavioral finance, drawing on the broader movement known as behavioral economics, tries to answer that question by relating the apparent irrationality of investors to known biases in human cognition, like the tendency to care more about small losses than small gains or the tendency to extrapolate too readily from small samples (e.g., assuming that because home prices rose in the past few years, they’ll keep on rising).<br /><br />Until the crisis, efficient-market advocates like Eugene Fama dismissed the evidence produced on behalf of behavioral finance as a collection of “curiosity items” of no real importance. That’s a much harder position to maintain now that the collapse of a vast bubble — a bubble correctly diagnosed by behavioral economists like Robert Shiller of Yale, who related it to past episodes of “irrational exuberance” — has brought the world economy to its knees.<br /><br />On the second point: suppose that there are, indeed, idiots. How much do they matter? Not much, argued Milton Friedman in an influential 1953 paper: smart investors will make money by buying when the idiots sell and selling when they buy and will stabilize markets in the process. But the second strand of behavioral finance says that Friedman was wrong, that financial markets are sometimes highly unstable, and right now that view seems hard to reject.<br /><br />Probably the most influential paper in this vein was a 1997 publication by Andrei Shleifer of Harvard and Robert Vishny of Chicago, which amounted to a formalization of the old line that “the market can stay irrational longer than you can stay solvent.” As they pointed out, arbitrageurs — the people who are supposed to buy low and sell high — need capital to do their jobs. And a severe plunge in asset prices, even if it makes no sense in terms of fundamentals, tends to deplete that capital. As a result, the smart money is forced out of the market, and prices may go into a downward spiral.<br /><br />The spread of the current financial crisis seemed almost like an object lesson in the perils of financial instability. And the general ideas underlying models of financial instability have proved highly relevant to economic policy: a focus on the depleted capital of financial institutions helped guide policy actions taken after the fall of Lehman, and it looks (cross your fingers) as if these actions successfully headed off an even bigger financial collapse.<br /><br />Meanwhile, what about macroeconomics? Recent events have pretty decisively refuted the idea that recessions are an optimal response to fluctuations in the rate of technological progress; a more or less Keynesian view is the only plausible game in town. Yet standard New Keynesian models left no room for a crisis like the one we’re having, because those models generally accepted the efficient-market view of the financial sector.<br /><br />There were some exceptions. One line of work, pioneered by none other than Ben Bernanke working with Mark Gertler of New York University, emphasized the way the lack of sufficient collateral can hinder the ability of businesses to raise funds and pursue investment opportunities. A related line of work, largely established by my Princeton colleague Nobuhiro Kiyotaki and John Moore of the London School of Economics, argued that prices of assets such as real estate can suffer self-reinforcing plunges that in turn depress the economy as a whole. But until now the impact of dysfunctional finance hasn’t been at the core even of Keynesian economics. Clearly, that has to change.<br /><br />VIII. RE-EMBRACING KEYNES<br /><br />So here’s what I think economists have to do. First, they have to face up to the inconvenient reality that financial markets fall far short of perfection, that they are subject to extraordinary delusions and the madness of crowds. Second, they have to admit — and this will be very hard for the people who giggled and whispered over Keynes — that Keynesian economics remains the best framework we have for making sense of recessions and depressions. Third, they’ll have to do their best to incorporate the realities of finance into macroeconomics.<br /><br />Many economists will find these changes deeply disturbing. It will be a long time, if ever, before the new, more realistic approaches to finance and macroeconomics offer the same kind of clarity, completeness and sheer beauty that characterizes the full neoclassical approach. To some economists that will be a reason to cling to neoclassicism, despite its utter failure to make sense of the greatest economic crisis in three generations. This seems, however, like a good time to recall the words of H. L. Mencken: “There is always an easy solution to every human problem — neat, plausible and wrong.”<br /><br />When it comes to the all-too-human problem of recessions and depressions, economists need to abandon the neat but wrong solution of assuming that everyone is rational and markets work perfectly. The vision that emerges as the profession rethinks its foundations may not be all that clear; it certainly won’t be neat; but we can hope that it will have the virtue of being at least partly right.<br /><br />Paul Krugman is a Times Op-Ed columnist and winner of the 2008 Nobel Memorial Prize in Economic Science. His latest book is “The Return of Depression Economics and the Crisis of 2008.”Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-52226735768930240232009-10-04T00:12:00.000-05:002009-10-04T00:13:20.862-05:00Hablar mal de México. Denisse DresserLlamado a hablar mal de México<br /><br />Publicado el: 28-Agosto-2009<br /><br />“Y en los tiempos oscuros, ¿habrá canto? Sí. Habrá el canto sobre los tiempos oscuros”, Bertolt Brecht.<br /><br />Hace unos días, el presidente Felipe Calderón criticó a los críticos y convocó a hablar bien de México: “Hablar bien de México, de las ventajas que México tiene … es la manera de construir, precisamente, el futuro del país”. Y de allí, siguiendo su propio exhorto, pasó a congratularse porque la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes aquí es más baja que en Colombia, Brasil, El Salvador o Nueva Orleáns. Las ventajas de México quedarán claras cuando decidamos hablar bien del país, concluyó.<br /><br />Escribo ahora para pedirte —lector o lectora— que hagas exactamente lo contrario a lo que el Presidente exige. Escribo ahora para recordarte que el estoicismo, la resignación, la complicidad, el silencio, y la impasibilidad de tantos explican por qué un país tan majestuoso como México ha sido tan mal gobernado. Es la tarea del ciudadano, como lo apuntaba Gunther Grass, vivir con la boca abierta. Hablar bien de los ríos claros y transparentes, pero hablar mal de los políticos opacos y tramposos; hablar bien de los árboles erguidos y frondosos pero hablar mal de las instituciones torcidas y corrompidas; hablar bien del país pero hablar mal de quienes se lo han embolsado.<br /><br />El oficio de ser un buen ciudadano parte del compromiso de llamar a las cosas por su nombre. De descubrir la verdad aunque haya tantos empeñados en esconderla. De decirle a los corruptos que lo han sido; de decirle a los abusivos que deberían dejar de serlo; de decirle a quienes han expoliado al país que no tienen derecho a seguir haciéndolo; de mirar a México con la honestidad que necesita; de mostrar que somos mejor que nuestra clase política y no tenemos el gobierno que merecemos. De vivir anclado en la indignación permanente: criticando, proponiendo, sacudiendo. De alzar la vara de medición. De convertirte en autor de un lenguaje que intenta decirle la verdad al poder. Porque hay pocas cosas peores —como lo advertía Martin Luther King— que el apabullante silencio de la gente buena. Ser ciudadano requiere entender que la obligación intelectual mayor es rendirle tributo a tu país a través de la crítica.<br /><br />Ahora bien, ser un buen ciudadano en México no es una tarea fácil. Implica tolerar los vituperios de quienes te exigen que te pases el alto, cuando insistes en pararte allí. Implica resistir las burlas de quienes te rodean cuando admites que pagas impuestos, porque lo consideras una obligación moral. Lleva con frecuencia a la sensación de desesperación ante el poder omnipresente de los medios, la gerontocracia sindical, los empresarios resistentes al cambio, los empe~nados en proteger sus privilegios.<br /><br />Aun así me parece que hay un gran valor en el espíritu de oposición permanente y constructiva versus el acomodamiento fácil. Hay algo intelectual y moralmente poderoso en disentir del statu quo y encabezar la lucha por la representación de quienes no tienen voz en su propio país. Como apunta el escritor J.M. Coetzee, cuando algunos hombres sufren injustamente, es el destino de quienes son testigos de su sufrimiento, padecer la humillación de presenciarlo. Por ello se vuelve imperativo criticar la corrupción, defender a los débiles, retar a la autoridad imperfecta u opresiva. Por ello se vuelve fundamental seguir denunciando las casas de Arturo Montiel y los pasaportes falsos de Raúl Salinas de Gortari y las mentiras de Mario Marín y los abusos de Carlos Romero Deschamps y el escandaloso Partido Verde y los niños muertos de la guardería ABC y los cinco millones de pobres más.<br /><br />No se trata de desempeñar el papel de quejumbroso y plañidero o erigirse en la Cassandra que nadie quiere oir. No se trata de llevar a cabo una crítica rutinaria, monocromática, predecible. Más bien un buen ciudadano busca mantener vivas las aspiraciones eternas de verdad y justicia en un sistema político que se burla de ellas. Sabe que el suyo debe ser un papel puntiagudo, punzante, cuestionador. Sabe que le corresponde hacer las preguntas difíciles, confrontar la ortodoxia, enfrentar el dogma. Sabe que debe asumirse como alguien cuya razón de ser es representar a las personas y a las causas que muchos preferirían ignorar. Sabe que todos los seres humanos tienen derecho a aspirar a ciertos estándares decentes de comportamiento de parte del gobierno. Y sabe que la violación de esos estándares debe ser detectada y denunciada: hablando, escribiendo, participando, diagnosticando un problema o fundando una ONG para lidiar con él.<br /><br />Ser un buen ciudadano en México es una vocación que requiere compromiso y osadía. Es tener el valor de creer en algo profundamente y estar dispuesto a convencer a los demás sobre ello. Es retar de manera continua las medias verdades, la mediocridad, la corrección política, la mendacidad. Es resistir la cooptación. Es vivir produciendo pequeños shocks y terremotos y sacudidas. Vivir generando incomodidad. Vivir en alerta constante.Vivir sin bajar la guardia. Vivir alterando, milímetro tras milímetro, la percepción de la realidad para así cambiarla. Vivir, como lo sugería George Orwell, diciéndoles a los demás lo que no quieren oir.<br /><br />Quienes hacen suyo el oficio de disentir no están en busca del avance material, del avance personal o de una relación cercana con un diputado o un delegado o un presidente municipal o un secretario de Estado o un presidente. Viven en ese lugar habitado por quienes entienden que ningún poder es demasiado grande para ser criticado. El oficio de ser incómodo no trae consigo privilegios ni reconocimiento, ni premios, ni honores. Uno se vuelve la persona que nadie sabe en realidad si debe ser invitado, o el colaborador de una revista a la cual le recortan la publicidad.<br /><br />Pero el ciudadano crítico debe poseer una gran capacidad para resistir las imágenes convencionales, las narrativas oficiales, las justificaciones circuladas por televisoras poderosas o presidentes porristas. La tarea que le toca —te toca— precisamente es la de desenmascarar versiones alternativas y desenterrar lo olvidado. No es una tarea fácil porque implica estar parado siempre del lado de los que no tienen quién los represente, escribe Edward Said. Y no por idealismo romántico, sino por el compromiso con formar parte del equipo de rescate de un país secuestrado por gobernadores venales y líderes sindicales corruptos y monopolistas rapaces. Aunque la voz del crítico es solitaria, adquiere resonancia en la medida en la que es capaz de articular la realidad de un movimiento o las aspiraciones de un grupo. Es una voz que nos recuerda aquello que está escrito en la tumba de Sigmund Freud en Vienna: “la voz de la razón es pequeña pero muy persistente”.<br /><br />Vivir así tiene una extraordinaria ventaja: la libertad. El enorme placer de pensar por uno mismo. Eso que te lleva a ver las cosas no simplemente como son, sino por qué llegaron a ser de esa manera. Cuando asumes el pensamiento crítico, no percibes a la realidad como un hecho dado, inamovible, incambiable, sino como una situación contingente, resultado de decisiones humanas. La crisis del país se convierte en algo que es posible revertir, que es posible alterar mediante la acción decidida y el debate público intenso. La crítica se convierte en una forma de abastecer la esperanza en el país posible. Hablar mal de México se vuelve una forma de aspirar al país mejor.<br /><br />Esta es una posición vital extraordinariamente útil pero heterodoxa en un lugar que cambia pero muy lentamente debido la complicidad de sus habitantes y sus gobernantes. Porque hay tantos que parten de la premisa: “así es México”. Tantos que parten de la inevitabilidad. Tantos que parten de la conformidad. Ya lo decía Octavio Paz: “Y si no somos todos estóicos e impasibles —como Júarez y Cuauhtémoc— al menos procuramos ser resignados, pacientes y sufridos. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de nuestras victorias nos conmueve nuestra entereza ante la adversidad”. Allí está nuestro conformismo con la corrupción cuando es compartida. Nuestra propensión a compararnos hacia abajo y congratularnos —como lo hace Felipe Calderón— porque por lo menos México no es tan violento como la ciudad de Nueva Orleans.<br /><br />Ante esa propensión al conformismo te invito a hablar mal de México. A formar parte de los ciudadanos que se rehusan a aceptar la lógica compartida del “por lo menos”. A los que ejercen a cabalidad el oficio de la ciudadanía crítica. A los que alzan un espejo para que un país pueda verse a sí mismo tal y como es. A los que dicen “no”. A los que resisten el uso arbitrario de la autoridad. A los que asumen el reto de la inteligencia libre. A los que piensan diferente. A los que declaran que el emperador está desnudo. A los que se involucran en causas y en temas y en movimientos más grandes que sí mismos. A los que en tiempos de grandes disyuntivas éticas no pemanecen neutrales. A los que se niegan a ser espectadores de la injusticia o la estupidez. A los que critican a México porque están cansados de aquello que Carlos Pellicer llamó “el esplendor ausente”. A los que cantan en la oscuridad porque es la única forma de iluminarla.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-88952783608647415092009-09-26T10:42:00.000-05:002009-09-26T10:43:23.503-05:00México, SÍ SE PUEDE!Un discurso magnífico que Denisse leyó en la entrega de reconocimientos a los 50 personajes que mueven a México. Se difundió muy poco el 1º. de abril. Dieron cuenta del evento: Excélsior, La Vanguardia y alguno sobre "espectáculos". Lamentable que le hagan mutis y los medios silencien una voz crítica que disgusta al poder. Estimo que debe difundirse ampliamente. Vale la pena.<br /><br /><br />LOS QUE MUEVEN A MEXICO<br />DENISE DRESSER<br /><br />Alguna vez, el periodista Julio Scherer García le pidió a Ernesto Zedillo que le hablara de su amor por México. Le sugirió que hablara del arte, de la geografía, de la historia del país. De sus montañas y sus valles y sus volcanes y sus héroes y sus tardes soleadas. El ex-presidente no supo qué contestar. Hoy es probable que muchos mexicanos tampoco sepan cómo hacerlo. Hoy el pesimismo recorre al país e infecta a quienes entran en contacto a él. México vive obsesionado con el fracaso. Con la victimización. Con todo lo que pudo ser pero no fue. Con lo perdido, lo olvidado, lo maltratado. Con la crónica de catástrofes; de corruptelas; de personajes demasiado pequeños para el país que habitan.<br /><br />México padece lo que Jorge Domínguez, en un artículo en Foreign Affairs, bautizó como la "fracasomanía": el pesimismo persistente ante una realidad que parece inamovible. La propensión colectiva a pensar que la corrupción no puede ser combatida; que los políticos no pueden ser propositivos; que la sociedad no puede ser movilizada; que la población no puede ser educada; que los buenos siempre sucumben; que los reformadores siempre pierden. Por ello es mejor callar. Es mejor ignorar. Es mejor emigrar.<br /><br />Pero lo que nos congrega aquí hoy sugiere lo contrario. Por cada tache que se le pueda colocar a este país, existe una paloma. Más de 50 palomas. Frente a todos los motivos para cerrar los ojos están todos los motivos para abrirlos. Frente a las razones para perder la fe en México estan todas las razones para recuperarla. La determinación de Lorena Ochoa. La pluma de Carlos Fuentes. La inteligencia de Mario Molina. El profesionalismo de Carlos Loret de Mola. El talento de Salma Hayek. La chispa de Diego Luna. La visión empresarial de María Asunción Aramburuzavala. La imaginación de Angeles Mastretta. El humor de Carlos Monsivaís. La tenacidad de Alejandra de Cima. La sencillez de Gael García Bernal. Las canciones de Julieta Venegas. El espíritu democrático de Margarita Zavala. La creatividad de Julieta Fierro. La forma en la cual Alondra de la Parra conduce una orquesta o Rafael Márquez mete un gol o Cristina Pacheco hace una entrevista.<br />La labor filantrópica de Alfredo Harp Helu. El periodismo implacable de Miguel Angel Granados Chapa. La arquitectura de Teodoro González de Leon. La voz de Ximena Sariñana. Los huipiles de Beatriz Paredes.<br /><br />Cada persona tendrá su propia lista, su propio pedazo del país colgado del corazón. Una lista larga, rica, colorida, voluptuosa, fragante... Una lista que debe comenzar con las palabras de la chef Marta Ortiz Chapa: "Siempre me gusto ser mexicana". Una lista con la cual contener el pesimismo; un antídoto ante la apatía; una vacuna contra la desilusión... Una lista de lo mejor de México. Una lista para despertarse en las mañanas. Una lista para pelear contra lo que Susan Sontag llamó "la complicidad con el desastre".<br /><br />Una lista como la compilada por la revista "Quien" hoy pero que en mi propio caso va más allá de ello para incluir todo lo que yo amo de mi país. Los murales de Diego Rivera. Las enchiladas suizas de Sanborns... Las mariposas en Michoacán. El cine de Alfonso Cuarón. El valor de Emilio Alvarez Icaza. Los huevos rancheros y los chilaquiles con pollo. El mole negro de Oaxaca. Los libros de Elena Poniatowska. La decencia de Germán Dehesa. Los tacos al pastor con salsa y cilantro. El mar en Punta Mita. La poesía de Efraín Huerta. El Espacio Escultórico al amanecer. Cualquier Zócalo, cualquier domingo.<br /><br />La forma en que los mexicanos se besan y se saludan y se dicen "buenas tardes" al subirse al elevador. Las fiestas ruidosas los sábados por la tarde... La casa de Luis Barragán. Los amigos que siempre tienen tiempo para tomarse un tequila. Los picos coloridos de las piñatas. Las casas de Manuel Parra. Las bugambilias y los alcatraces y los magueyes. Las caricaturas de Naranjo y los cartones de Calderón. El helado de guanabana. La talavera de Puebla. Las fotografías de Graciela Iturbide. Los mangos con chile parados en un palo de madera. Las comidas largas y las palmeras frondosas. Las mujeres del grupo Semillas y las mujeres que luchan por otras - todavía - en Ciudad Júarez.<br /><br />Y más allá de este recinto y este reconocimiento a cincuenta personas, habría que aprovechar la ocasión para pensar un momento en todos aquellos que también mueven a México. Sus habitantes. Ese país habitado por millones de hombres y mujeres mexicanas que se levantan al alba a prender la estufa, a preparar el desayuno, a remojar el arroz, a planchar los pantalones, a terminar la trenza, a correr detrás del camión, a trabajar donde puedan y donde les paguen por hacerlo. El país de muchas mujeres y hombres que duermen poco porque cargan con mucho.<br /><br />Para acompañarlos les pido que piensen por un momento en las siguientes preguntas. ¿Y si ustedes vivieran y mantuvieran a sus familias con 3,000 pesos al mes? ¿Y si les tomara mas de dos horas y tres formas diferentes de transporte público llegar a su trabajo? ¿Y si al regresar a casa, después de un largo día, su esposo las golpeara? ¿Y si, aunque ustedes contaran su caso cientos de veces, prevaleciera el silencio? ¿Y si su hija o su madre o su hermana fuera violada en la calle o cerca de un cuartel del Ejército? ¿Y si en el Ministerio Público le dijeran que ella se lo buscó o que lo ocurrido no es un crimen? ¿Y si resultara embarazada y la despidieran por ello? ¿Y si hubiera complicaciones y no pudiera pagarle al médico? ¿Y si ustedes estuvieran condenadas a la precariedad cotidiana como tantas más?<br /><br />Para muchas mujeres en México esas preguntas no son hipotéticas sino reales. No representan lo que podría ocurrir sino lo que ocurre. En México, ser mujer entraña tener sólo 7 años de escolaridad promedio. En México ser mujer y trabajar en una maquiladora significa estar en peligro de muerte. En México, ser mujer implica el 30 por ciento de probabilidad de tener un hijo antes de los 20 años. En México todavía entraña luchar por el derecho a serlo.<br /><br />Porque el país cambia pero no lo suficiente; porque México se mueve pero no a la velocidad que podría y debería. Algo está mal. Algo no funciona. Tiene que ver con el control y los privilegios. Tiene que ver con 23 millones de personas en este país que viven con 20 pesos al día. Tiene que ver con que 1 de cada 5 mexicanos entre la edad de 25 y 35 años vive y trabaja en Estados Unidos. Tiene que ver con el éxodo de 400,000 migrantes que cruzan la frontera en busca de oportunidades que no encuentran en su propio país. Con que el hijo de un obrero tiene solo el 5 por ciento de probabilidades de convertirse en profesionista.<br /><br />Allí están para quien las quiera ver: señales claras de un statu quo que es insostenible; síntomas de problemas profundos, históricos, estructurales. A lo largo del sur del país y a lo ancho de sus zonas más pobres. En cada institución disfuncional y en cada funcionario insensible que la encabeza. En cada decisión arbitraria por parte de alguien que ejerce el poder y en cada mexicana que padece sus consecuencias.<br /><br />De allí que se vuelva imperativo celebrar a aquellos que están en la lista de quienes mueven a México, y al mismo tiempo reflexionar en lo mucho que falta por hacer. Pensar en un México menos cupular y más ciudadano. Menos elitista y más democrático. Menos interesado en retener las oportunidades insólitas que tienen algunos y más interesado en crearlas para otros. De lo que se trata, en esencia, es de cambiar la forma geométrica del país. Pasar del triángulo al rombo. Crear una amplia clase media poblada por personas con voz, con derechos, con oportunidades para generar riqueza y acumularla. Crear mexicanos, emprendedores, educados, competitivos, meritocráticos porque el país les permite serlo. Crear un sistema económico que promueva la movilidad social en vez de permitir la perpetuación de obstáculos que la inhiben.<br /><br />Y vivir todos los días con esa lista de lo mejor y lo posible para así pelear contra la lógica enraizada del "por lo menos": "por lo menos hay paz social; "por lo menos" la pobreza extrema ha disminuido un poco; "Por lo menos no ocupamos el último lugar en las evaluaciones PISA de educación". "Por lo menos en el sexenio pasado sólo se robaron un Jeef Rojo y una Hummer". Hoy, la lógica compartida del "por lo menos" equivale a una defensa de la mediocridad. Equivale a una apología del statu quo que beneficia a pocos y perjudica a muchos. México solo será un país mejor cuando sus habitantes dejen de pensar en términos relativos y empiecen a exigir en términos absolutos. Cuando se conviertan en profetas armados con una visión de lo que podría ser. Cuando empuñen lo que Martin Luther King llamó "coraje moral". Cuando vociferen que los bonos sexenales y la rapacidad de los sindicatos y la educación atorada y el desempleo constante y la inseguridad lacerante son realidades que ningún mexicano está dispuesto a aceptar. Porque si nadie alza la vara, el país seguirá viviendo - aplastado - debajo de ella. Porque si sólo 50 personas exigen que las cosas cambien, nunca lo harán. Porque si los mexicanos siguen habitando el laberinto de la conformidad, será muy difícil sacudir al país desde allí.<br /><br />Quienes pueblan esta lista saben que hay tanto por hacer; tanto por cambiar; tantos sitios donde amontonar el optimismo. El optimismo de la voluntad frente al pesimismo de la inteligencia. El optimismo perpetuo que se convierte en multiplicador. El optimismo que debe llevar espero - a cada uno de los presentes - a hacer una declaración de fe, como la frase que acuñó Rosario Castellanos. Una filosofía personal para ver y andar, vivir y cambiar, participar y no sólo presenciar.<br /><br />Una filosofía para compartir la terca esperanza de quien habla hoy y acompaña a los premiados. La convicción inquebrantable de mejorar a México. De restañar a la República. De volver a México un país de ciudadanos. Un lugar poblado por personas conscientes de sus derechos y dispuestos a contribuir para defenderlos. Dispuestos a llevar a cabo pequeñas acciones que produzcan grandes cambios. Dispuestos a sacrificar su zona de seguridad personal para que otros la compartan.<br /><br />Yo creo que ser de clase media en un país con cuarenta millones de pobres es ser privilegiado. Y los privilegiados tienen la obligación de regresar algo al país que les ha permitido obtener esa posición. Porque para qué sirve la experiencia, el conocimiento, el talento, si no se usa para hacer de México un lugar más justo? Para qué sirve el ascenso social si hay que pararse sobre las espaldas de otros para conseguirlo? Para qué sirve la educación si no se ayuda a los demás a obtenerla? Para qué sirve la riqueza si hay que erigir cercas electrificadas cada vez más altas para defenderla? Para qué sirve ser habitante de un país si no se asume la responsabilidad compartida de asegurar vidas dignas allí? Yo creo en la obligación ciudadana de vivir en la indignación permanente: criticando, denunciando, proponiendo, sacudiendo. Porque los buenos gobiernos se construyen a base de buenos ciudadanos y sólo los inconformes lo son.<br /><br />Yo creo que muchos de los miembros de esta lista logran hacer cosas extraordinarias. Aquellos que hacen más que pararse en fila y en silencio. Individuos que pelean por los derechos de quienes ni siquiera saben que los tienen. Alejandro Martí, denunciando a los policías cómplices y acorralando a los políticos que los protegen. Carmen Aristegui, liderando la oposición contra la impunidad y concientizando al país sobre sus efectos. Guillermo Ortiz, peleando por la competencia y denunciando los costos que el país ha pagado al obstaculizarla. María Elena Morera, sacudiendo a una sociedad aletargada y ayudándola a discernir el papel que debería desempeñar. Miguel Ángel Granados Chapa, defendiendo-con su columna -- la humanidad esencial de quienes la han perdido y ayudándolos a recuperarla. Ellos y tantos más, héroes y heroínas de todos los días. Ombudsman cotidianos.<br /><br />Yo creo que mientras existan individuos como muchos de los que hoy celebramos - encendidos, comprometidos, preocupados - el contagio continuará, poco a poco, y a empujones como todo lo que vale la pena. El monólogo de los líderes se convertirá en el coro de la población. La exasperación de los ciudadanos construirá cercos en torno a los políticos. Yo creo que un día - no tan lejano, quizás - habrá un diputado que suba a la tribuna y exija algo a nombre de la gente que lo ha elegido. En lugar de mirar con quién se codea en el poder, mirará a quienes lo llevaron allí. Y México será otro país, otro.<br /><br />Yo creo que eso es posible, pero sólo ocurrirá cuando la fe los mexicanos aplaudidos por la revista "Quien" se vuelva la convicción de muchos. Cuando la crítica fácil se traduzca en la participación transformadora. Cuando la creencia en el cambio se concretice en acciones diarias para asegurarlo. Cuando más mexicanos memoricen las palabras de mi amigo - el empresario y filántropo -- Manuel Arango: "El que no sepa qué hacer por México que se ponga a saltar en un solo pie y algo se le ocurrirá". Cuando saltando juntos logremos, de verdad, mover mejor a México.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-15412335808746008502009-08-02T11:57:00.001-05:002009-08-02T11:58:47.352-05:00Un poco de hoy, empezando el mesCon la mirada fija en el futuro, el corazón enamorado del presente y la memoria siempre presente en el pasado.<br /><br />Por que yo fui, yo soy y yo seré...<br /><br />Con un corazón que late por vivir, lleno de esperanza y de amor =)Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-51382191452495719402009-07-31T13:53:00.002-05:002009-07-31T13:57:39.440-05:00FuchoPues es una rola de un nvo grupillo que descubrí de acá de los Gdl's y me agrada mucho y además como ya saben para todos los buenos y lindos chivas de corazón como iop =) está más padre!! jajaja<br /><br /><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/ukBY9oB5XxQ&hl=en&fs=1&"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/ukBY9oB5XxQ&hl=en&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object><br /><br /><br />El grupo es Barrio Zumba y tiene otras rolas padres, bueno por lo menos a mi me gustán... pa que las chequen en youtube.. La de "Mexicano" está buena onda!Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-46490899571167566732009-07-30T22:50:00.000-05:002009-07-30T22:53:10.595-05:00UtopíaCada uno tenemos nuestro propio ideal...<br /><br />Formas diferentes de funcionar...<br /><br />Formas diferentes de entender...<br /><br />Pero si tan sólo todos tuvieramos el mismo ideal de paz y de amor, el mundo sería tan diferente! Si tan sólo pudiesemos pensar en el prójimo, pensar en nuestros hermanos, pensar en el que nos necesita más que en nosotros mismos... Si tan sólo dejasemos de lado esa comodidad personal que no nos aporta nada más que un placer momentaneo, quizá este mundo pudiera ser un poquito mejor.<br /><br />Paz y amor, que no sean simples palabras, que no sean simples ideales de un movimiento casi extinto...<br /><br />Paz y amor que sean acciones que muevan al mundo!Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-8620266180790585802009-07-03T00:38:00.000-05:002009-07-03T00:39:34.168-05:0023 razones para votarEscrito publicado por José Woldenberg en el periódico Reforma<br /><br />1. Los votos construirán gobiernos estatales, ayuntamientos, congresos locales, jefaturas delegaciones, asamblea legislativa y Cámara de Diputados.<br /><br />2. Los votos cuentan.<br /><br />3. Cuentan desde hace muy poco.<br /><br />4. Existen diferentes opciones.<br /><br />5. Es una falacia que todos sean lo mismo.<br /><br />6. Resulta una elaboración intelectual insostenible que los políticos y los partidos no puedan diferenciarse.<br /><br />7. La derivación política de esa construcción intelectual recuerda a los discursos antipolíticos elementales y reduccionistas: una "clase política cerrada, amafiada, incapaz" contra un pueblo "noble, incorruptible, virtuoso".<br /><br />8. La abstención no cuenta.<br /><br />9. La abstención también puede ser leída como consenso pasivo.<br /><br />10. La abstención se alimenta de muy diferentes humores públicos: la resignación y la distancia, la crítica, la inercia y el desprecio a la política en bloque.<br /><br />11. El voto nulo -no la abstención- tendrá también diferentes nutrientes: los errores, las gracejadas (votar por El Hombre Araña, por ejemplo) y la crítica indiferenciada al mundo de la política y los partidos.<br /><br />12. El voto nulo en sí mismo no expresará más que hartazgo, desencanto, malestar.<br /><br />13. Cada uno de los que está llamando al voto nulo al enunciar sus razones entra en contradicción con otros que también dejarán su voto en blanco. Ejemplos: los que llaman a anular el voto porque están en desacuerdo con la reforma de 2007 contra los que no quieren que los tiempos de radio y televisión vuelvan a ser comercializados; los que desean la posibilidad de reelección inmediata de los legisladores contra los que se expresan contra "la partidocracia"; los que demandan acabar con los diputados plurinominales y los que quieren que las minorías tengan representación. Votarán en blanco los que añoran el viejo verticalismo y los que ambicionan más y mejor democracia.<br /><br />14. Los padres y madres del voto nulo tienen solo en común eso: malestar.<br /><br />15. Votar es la punta de un iceberg civilizatorio que supone la existencia de corrientes político-ideológicas organizadas (partidos), que expresan la diversidad existente en la sociedad, que han encontrado un método participativo y pacífico para nombrar gobiernos y órganos legislativos, lo cual coadyuva a la coexistencia de la pluralidad.<br /><br />16. El mundo de la representación plural lo forjó la gente votando. En 20 años, a través del voto, el universo institucional cambió de manera radical. De un espacio ocupado (prácticamente) por una sola fuerza a un espacio habitado por la diversidad. (Datos: 1988, todos los gobernadores, todos los senadores y el 82 por ciento de los diputados eran del PRI; hoy tenemos gobernadores de tres partidos y en el Senado y la Cámara de Diputados ninguno tiene mayoría absoluta de escaños. Y eso lo realizaron los ciudadanos votando).<br /><br />17. El voto ha sido un instrumento inmejorable para ampliar el ejercicio de las libertades.<br /><br />18. Si algunos de los que llaman a anular el voto quieren participar en el espacio de la representación política tendrán, más temprano que tarde, que organizar su propia opción, y en ese momento aparecerá un nuevo partido (Ni modo, son inescapables).<br /><br />19. El voto nulo tiene además un tufo de desprecio hacia una institución central de la República: la Cámara de Diputados. Porque me pregunto: ¿cuántos de los que llaman a anular el voto lo harían si lo que estuviera en juego fuera la Presidencia de la República?<br /><br />20. Hay que crearles un contexto de exigencia a políticos, partidos, congresos y gobiernos. Pero no es abandonando la plaza y dejando que otros decidan la mejor opción.<br /><br />21. Los preocupados por la vida política del país están obligados a generar diagnósticos y propuestas de reformas, fórmulas de organización, agendas que graviten sobre la toma de decisiones, mecanismos de rendición de cuentas, en una palabra, una trama civil que eleve la presencia de las organizaciones y las propuestas que emergen desde la sociedad. Y ello no está ligado, necesariamente, al voto nulo.<br /><br />22. Los propios partidos, por necesidad o por virtud, han incorporado a sus listas a ciudadanos no afiliados a ellos (ejemplos: Guadalupe Loaeza -PRD-, Gastón Luken -PAN-, Alejandro Gertz Manero -Convergencia- Jaime Cárdenas -PT-, Miguel Galván -PSD-).<br /><br />23. Porque "todo lo que es también puede no ser" (Milan Kundera, Un encuentro, Tusquets, México, 2009, P. 100). Y espero que un día no nos encontremos sin partidos, elecciones, Congreso plural, división de poderes y súmele usted.<br /><br />Ahora bien, quiere usted abstenerse o anular su voto, hágalo. Está en su derecho. Piense, sin embargo, en los que ya asumen su representación.<br /><br />Reforma<br />25/06/2009Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3792139490079258304.post-57140066513749998642009-07-02T14:02:00.000-05:002009-07-02T14:12:35.458-05:00Otra canción :PEsta igual la encontré dentro de mis papeles de mis clases de guitarra hace ia añitos jeje, en lo personal no me siento taaan identificada con la canción pero se que quizá a algunos si les identifique y pues aparte pienso que dice cosas que tienen razón como el hecho de que hay que saber amar y perdonar.<br /><br />El es el mejor de mis amigos<br />Todo lo que soy lo debo a él<br />Donde voy yo se que está conmigo<br />Con su mano pronta a proteger<br />Traigo una verdad en este canto<br />Que la llevo en mi corazón<br />Es posible acordarse tanto<br />De quien vive en la imaginación<br /><br />Mi padre fue<br />Quien me enseñó<br />A encontrar en la tristeza una esperanza<br />Mi padre fue<br />Quien me mostró<br />Que todo hombre guarda un sueño de la infancia<br />Me convenció<br />Porque creyó<br />Que con la fe se sacan piedras del camino<br />También me dió<br />Con mucho amor<br />Por que está solo quien no sabe dar cariño<br />Yo comprendí<br />Y se que nada<br />Hay más bonito que un niño sonriendo<br />Saber amar<br />Y perdonar<br />Son cosas simples que con él fui aprendiendo<br />Yo quiero ver<br />El sol nacer<br />Y mil gorriones libres despejando flores<br />Quiero crecer<br />Quiero tener<br />Un arcoiris derramando sus colores<br />Quiero sentir<br />Que el corazón<br />Aun le guarda un lugar a un sentimiento<br />Quiero gritar<br />Que el mundo oira<br />Que el amor domina en todos los momentos<br /><br />Mi padre fue<br />Mi gran amigo<br />Y me enseñó a perdonar a mis enemigos<br />Le quiero hoy agradecer<br />Pues no sería lo que soy sino es con él.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/17626472408890533104noreply@blogger.com0